A ver, a ver. Tengo que meterme de cabeza en el texto, pensar y clarificar sobre el tema. Pero no. No y no. La idea escapa y simplemente las ideas me rebotan de arriba a abajo como si fueran personaje de Theodor Seuss. Así que no puedo ponerme a trabajar porque taladran en la oficina (y no para ponerme mis añoradas cortinas) sino para instalaciones eléctricas...
El día afortunadamente ha estado nublado y me encantan los días así, fríos y con el suficiente viento para espantar el calor. Tomo un café dulce y con crema que me gusta mucho. El sueño me ataca por la tarde y la bebida calientita me espanta las malas ideas de hacer de lado la computadora, cruzar los brazos y roncar a pata tendida. Aun no tengo tanta confianza.
Me leo la GQ, una revista de estilo para hombres, la edición española y miro un Ermenelgildo Zegna que me hace alucinar, ese traje me tallaría de maravilla aunque la incipiente panza... me siento como cliché de todo: mirando trajes carísimos, maldiciendo la delgadez de los modelos, metiendo la panza. Me falta limarme las uñas, cruzar piernas y mascar chicle para convertirme en recepcionisto, asistente o secretario...
Por enésima vez me prometo ofrecerme a las órdenes de Conde Nast (la casa editora de GQ) para que me contraten como pluma, pero estoy lejos y desde Guatemala el mundo de la moda es... bueno, insulso (e injusto porque... bueno, ya lo dije antes).
Ya lo hice con Etiqueta Negra, mi revista favorita en Perú, me apunté a escribir con ellos y me aceptaron pero por dejado y traspapelado, perdí el contacto de la chica y ya nunca acordamos en nada. Por alguna razón les gustaba la idea de contar con alguien en Guatemala que les escribiera cosas y ahora que lo pienso, bueno, vamos de nuevo a escribirles. Colors de Benetton también suena interesante...
Ahora llueve para mi delicia. Me tomaré un café afuera sintiendo la brisa y el humo de un cigarro pero allá afuera, en el café de enfrente. Viva la nicotina y la cafeína, y hablando de ello volví a ver Coffee and Cigarettes, de Jim Jarmusch. Divertida pero me dio angustia ahora que trato de dejar de fumar, al menos entre semana.
Escucho cada vez que puedo a Beethoven. Me deleito con la Patética 3 y maldigo el día en que no tomé lecciones de piano, aunque ahora que lo pienso, nunca es tarde para empezar. Y hablando de empezar, no hay manera que se me ocurra nada para terminar la presentación de este proyecto...
Habrá tráfico. Cuando llueve la gente se vuelve loca, se lo toma a pecho, choca y joden las ya de por sí congestionadas calles de esta ciudad adolescente, en el impasse de ser un pueblo grande y ser una urbe moderna de edificios y aviones cayendo a media capital guatemalteca. ¿Cuándo será el día, - pregunto - en que un avión se desmostole entre los edificios?
5 comentarios:
Que tal Juan Pablo, comparto lo del piano, mi mama cuando yo era chiquito (4 años) me llevó pero como hacen las mamas (pecados imperdonables) saco (con el debido respeto) la conclusión estúpida que a mi no me gustaba y me sacó. En fin, hay mara que vive en la hueva y duerme con ella todo el santo día, me recordó un cuate que no pasó de jugar pin pon y basket ball por casi 5 años en la U.
Saludos y no te habia felicitado por este espacio, así que felicitaciones me llega un monton.
Saludos...Federico
Gracias Federico por el aporte y el luto compartido con lo del piano. La hueva ataca macizo cuando uno es adolescente y lo sigue siendo por convicción propia. Saludos, gracias por las visitas y por tus comentarios. Sos bienvenido cuando querrás!
Ya estuvieras como dice una amiga!! Escribiles a los de la revista, con tu habilidad para ver el mundo y relatarlo tenés chance. A mi también me encantan las tardes de lluvia siempre, contemplarlas con una buena taza de café.
Que la boca se te haga chicharrón con lo del avión (nos llevaría la sana!).
CHICABORGES: ya lo haré! Y brindo por las tardes de lluvia también!
DUFF: vade retro!!!!!!!! retiro lo dicho vos, tenés razón, se cae un avión y nos chupa la bruja! Jajajajajja
Publicar un comentario