tengo un grillo en la casa
y rechina sus patas escondido en una esquina
las casas son como los corazones de los hombres
un reflejo
la mía está desordenada con cajas y recuerdos en el piso
y tiene un grillo que toca rabiosamente música
como si yo fuera tras de él para aplastarle
romperle las extremidades con odio
mi odio característico de ciudad
pero no
le escucho y le sigo con el eco
trato de adivinar las melodías y no
es un ser inasible una idea como el caos fugaz
desde un lugar que no conozco de este apartamento
nada del mundo cabe en mi pecho ya esto está lleno
hay mucho para reciclar, las cajas de la esquina
fotografías las risas de unos niños que se cuelan
y no quiero
acaso por mi competencia de teclas
(yo también sé hacer música)
ahora el grillo me escucha perplejo
en este tamborileo sobre la mesa
observa escondido y pienso que este hogar no tiene sonido
el silencio me hizo la sangre de cartón
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