CRÓNICAS MALDITAS: LA PUTA

Como buena puta tenía buen corazón y alma maternal. A pesar del delito, ya que robaba a sus clientes pero luego no soportaba a su conciencia. Por eso el buen corazón. Y duros pezones negros y nalgas firmes y tatuadas. Hacendosa.

Ese día un amigo me pidió favor que le fuera a traer al burdel y la llevamos a mi casa. La cual era un desastre porque nunca me gustó hacer oficio. Y ella bailaba de arriba a abajo con los tres pero yo no quería hacerle nada. Ella se contoneaba en la sala y yo tomaba con la sed del despecho.

Y ese tipo de alcoholismo no permite otra cosa que no sea destrucción. Mientras que coquetear siempre es elaborar para un fin, edificar un discurso para cojer y nada más. Así sea con una novia o una puta que viene siendo lo mismo porque son mujeres. Sólo el precio varía y siempre sale más caro con la novia.

Al otro día hizo desayuno con lo poco que había y fue bueno porque de todos modos esos víveres estaban condenados a podrirse. Tomó una escoba y limpió la casa, deteniéndose en mis libros para ver las portadas. Me dijo que yo tenía tantos como ella hombres.

Le dije que éramos putas entonces, pero con clientes distintos. Comentó por lo bajo que no sufriera porque iba a terminar como ella y no podría soportar tanta mala vida. Le pedí que me enseñara sus tatuajes del culo.

En caligrafía tenía el nombre de un hombre en sus nalgas, compuesto, Juan en una y Pablo en otra, por ejemplo. Vos tenes tatuajes en el corazón me aseguró. Así es y por eso chupo guaro para borrar la tinta.

Me reí, le dije que ella tenía a su amor escrito en el culo y yo tenía en el corazón a un culo. Me terminó de ordenar la biblioteca desnuda y yo la miraba cómo hacía su trabajo de bien, mientras sus carnes se movían, asegurándome que no se llevara ningún ejemplar. Es la mejor puta que he conocido porque no me robó nada, al contrario de otras.