o llegar de noche al mar
ver caballos blancos
hacer largas listas y olvidar dos o tres
calles
con los ojos cerrados recorrer la casa
escribir una canción detrás de la cortina
y cantarla en la soledad circundante
que se convierte digamos
en ese guardaespaldas que va de frente
empujando a la gente y el espacio
se mira todo desde un casette
tomar whisky por qué no
y calentar el pan frío para comerlo con queso
truena el cielo y hace eco en mis venas
yo te contaba historias para no dejarme ver
que corrían lobos afuera de mi casa
aullaban por comerme
pero yo los domino esa es la verdad
y son guardianes de las canciones que escribo
detrás de cortinas por razones que no sé
te soy sincero
me tengo secuestrado porque al contrario de midas
lo que toco lo daño para siempre
palabra dura esa que me embosca cuando salgo de la ducha
o abro la refri
siempre siempre
y las cataratas de lo no cumplido
de la desidia con la que ruedo el mundo
del poco valor de esto
de lo que escribo y lo que digo
mi palabra es plomo revestido de oro
una mandala que se borra
mi palabra es plomo revestido de oro
una mandala que se borra
y construye lentamente
5 comentarios:
tiempos de no verlo, joven. espero que más allá del suculento blog y la pérdida musical la vida le ande sonriendo.
un abrazo,
el perú
Si tu palabra es un mándala que se borra y construye lentamente, mi mándala es claroscura y asimétrica.
saludos jp. seguí escribiendo poesía. aunque cueste demasiado chapear la soledad.
Igual que con Midas, mejor dejar que el río se lleve los restos, los recuerdos e incluso el valor.
Siempre sigue siendo demasiada eternidad.
Por eso la soledad necesaria. Muy bueno el poema. saludos!
Comparto lo de "lo que toco lo daño para siempre"...me hace numerar las veces que he hecho lo mismo....incluso de niña arruinaba cosas sin maltratarlas era como si el sólo contacto con ellas les transmitiera esa energía con la que más grande destrozaría elementos mayores...no estás sólo por lo menos en eso, habemos algunos cuantos más...
Publicar un comentario