ORGULLOSO DE SER CHAPIN... ¿EN VERDAD?

Entre la temática pendiente antes de la última temporada del blog, se quedó el asunto aquel del video creado por Guatevisión y estrenado para el día de la independencia, 15 de septiembre. Escabrosa canción que a muchos les infló el ego nacionalista y a otros nos causó impotencia sexual acompañada de severa diarrea.

Así que antes de proseguir con el desarrollo normal de Fe de Rata, les comparto el texto no publicado en ese entonces, y ahora terminado (gracias al amigo Juan Pablo Roldán Mejía por recordarme de mi compromiso previamente adquirido)…

ORGULLOSO DE SER CHAPIN... ¿EN VERDAD?

¿Qué pasa cuándo se junta a un productor de televisión con sobredosis de El Secreto y la Ley de la Atracción? ¿Que no conoce otras lecturas que la literatura de superación, políticamente correcto, haciéndose de ojos ciegos a la realidad? ¿Con poder de convocatoria, mal escritor de canciones, conectes y dinero para gastar?

Bueno pues sale el video que a continuación les presento.



De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, reza el adagio popular. Y las buenas intenciones no crean identidad nacional, que es el subtexto en este documento audiovisual que dista mucho de conjugar las diferentes expresiones de la sociedad guatemalteca.

Al verlo me sentí un ajeno a la Guatemala que allí se propone. Es más, solamente hay que ver los comentarios que se vierten en la página de Youtube del video para sentirme fuera de ese grupo. Una especie de exilado al sentimiento y orgullo nacional enlatado que trata de vendernos una productora que sabe tanto de su país como la Wikipedia le permita. Y raro, ya que el video nace de Guatevisión, un canal de cable alterno a la burrez que se transmite por televisión abierta. Confirmando que cuando el ciego llega a ver, hasta la vida puede perder.

La letra lo dice todo. Es una reunión - como se conoce en teoría de la poesía - de lugares comunes que arrancan ataques de vergüenza en mi persona que ni les cuento. Simplemente porque están hablando de lo que es ser guatemalteco y allí nos meten en el mismo costal a todos, queramos o no, frente a un público internacional que piensa que todos comemos tamales al ritmo de la marimba y bailamos el son. De la misma manera que todos los españoles son toreros, los mexicanos, charros, o los chinos nacen sabiendo el golpe de garra de tigre y la patada de la garza madrugadora.

Esta canción que me suena a un culero jingle político infla nacionalismos, me ofrece un preámbulo a lo que vendrá el otro año: una sobrecarga de politiquería y falso nacionalismo donde se nos hace pensar que somos el pueblo elegido. Tanto que la daría envidia al mismísimo Israel de saberlo. Esta canción es tan efectiva como un corito evangélico: trata de convencer a los incautos – en este caso - que ser guatemalteco (chapín) es una bendición y que nada nos va a vencer. Puta, para eso, ya tenemos el himno nacional y está mejor escrito – por un cubano – y con música guerrista que dan ganas de enlistarse en el ejército (pero gringo).

Aplaudir esto es ser un sordomudo a la realidad que estamos viviendo como nación. Una clase política que vampiriza el erario nacional, una parte de la élite empresarial que lisonjea con los gobernantes de turno para mantener los beneficios, la clase media es la vaca muerta donde ambos se alimentan, y una creciente y paupérrima masa de pobres que al no tener salida, asaltan y golpean a la población en general. Estos últimos, desconocen límites, toman lo que pueden de quien sea, pobres, ricos, lo que aparezca enfrente. Y los medios de comunicación publicando lo que les conviene como empresas. Qué linda la flor!

Y esto es solamente en la ciudad. Y ni modo, este es un video realizado por personas que viven en la gran urbe y que se asemeja demasiado a campaña de turismo de nuestro flamante Inguat. A los amigos que me leen en otros departamentos de Guatemala, les agradecería sus comentarios sobre el tema, porque puede que también me equivoque y solamente sea yo el aguafiestas del ego nacional.

Pero yo conozco Guatemala, no en su totalidad, pero sí muchos rincones donde al colocarles este video y Empire State of Mind de Jay Z, no hallarán relación alguna porque están hablando de cosas que no conocen y son tan lejanas como comer tamales y escuchar marimba hasta soñar que los hermanos Bethancourt son los presidentes de Guatemala. Díganselo a las comunidades del profundo y caribeño Izabal, las playas del Semillero, las comunidades de las alturas en los Cuchumatanes, los playeras negras de la zona 1, los finqueros del oriente y los aspirantes a corredores de bolsa de la capital.

Este es un proyecto que intentó aglutinar una visión de identidad que funciona para dos públicos en particular: en los centros urbanos y para los que viven fuera del país. Si algo tenemos que agradecerle a esta intentona es que las remesas se mantendrán por muchos años, ya que apelan a la nostalgia de los paches los jueves, los tamales los sábados y la marimba dominical. Lo que me parece interesante es que muchos de los artistas que allí aparecen, no son fieles a su tamal sabatino pero sí a las viandas italeanoides de Tre Fratelli. “Tre-fra” como le dicen.

Eh, eh, eh, eh… no se confunda, por favor. Estoy hablando del producto terminado, no de los artistas. Tengo a bien a conocer a algunos de los que (se) prestaron el talento para este bodrio y puedo jurar con el Gran Libro en mi mano derecha (Ulyses, de Joyce) que son buenos en lo que hacen, no los mejores, pero sí competitivos. Me encantan muchos de los grupos en que ellos se desempeñan y que con una buena distribución y agentes, estarían sonando como merecen en el circuito internacional. Fuera del apoyo vía celular que se le hizo a gente como Carlos Peña y Fabiola Rodas que aun están en deuda con la gran masa de gente que les hizo ganar en American Idol y La Academia. Hay otros de gran trayectoria que su obra habla por sí sola. Lester, Paulo, Ranferí, con su investigación de la música como componente indispensable del tejido histórico guatemalteco. El desarrollo rock pop de gente como Paez, los Viernes Verde, el Clubo, La Gran Calabaza.

Lo que pasa, y este es un sentir muy personal, que ellos son como los futbolistas argentinos: de lo mejor en las jugadas individuales pero no funcionan como selección. Es decir, ya juntos presentan este acto, este Frankestein “artístico” armado de pedazos que camina sin ritmo, sin cadencia, existe por un capricho de su creador. La culpa de no es de ellos, es el guión que les tocó interpretar. O al menos, volviendo a la analogía del fut, el talento se apaga cuando es dirigido por un técnico a medio vapor (lo siento Pelusa). Y algunos de ellos y otros amigos comunicadores cuando publiqué un comentario en Facebook que me asqueaba el videíto, me indagaban de mi falta de visión y apoyo a los esfuerzos nacionales, que vaya el momento y espacio para decirlo, se está acostumbrado a la mediocridad.

Es un “esfuerzo” hacer puentes y carreteras, es un “esfuerzo” y un logro traer una obra de Diego Rivera el muralista mexicano para conmemorar la Revolución de Octubre, cuando nuestros murales se caen en pedazos en el Centro Cívico. Es un “esfuerzo” de los empresarios donar cuando hay tragedias; es un “esfuerzo” de los izquierdosos salir y pintarrajear la ciudad, es un “esfuerzo” que hace la asquerosa, pusilánime y backstabber clase política de hacer campaña de reclutamiento. Y todo es mediocre. Así que no, no me creo este nuevo “esfuerzo”.

Hay artistas que indagan más allá en el quehacer cotidiano, del guatemalteco de pantallazo, que mira más allá de la apariencia del pescador en cayuco y la mujer en el nixtamal. Julio Hernández con su visión de la periferia urbana en el cine que ha logrado mucho reconocimiento en los circuitos internacionales, los universos personales de una parte de la Guatemala construida por migrantes como en la literatura de Eduardo Halfon; la realidad latinoamericana desde los ojos chapines de Doctor Sativo a través del reggae, la acertada televisión que propone la productora Cuatro Caminos (Cien Pies, Libros Mínimos, Belenguén). Las historias de Mendel Samayoa, el humor de lo imposible de las letras de Paco Méndez, la cotidianidad de Javier Payeras desde la trinchera de la zona 1, la internacionalización del misticismo poético maya-ladino de Alan Mills, esa labor de hormiga de los editores Pablo Bromo, Luis Méndez, Carmen Alvarado. Las delirantes marimbas del maestro Joaquín Orellana, la poesía de Isabel de los Ángeles Ruano vista por el ojo de aguja de David Marín. Lo puta madre del Tecolote Ramírez Amaya. La labor de medios alternativos y comunitarios como Radio Ati. La amalgama rítmica de Básico 3 o de Francis Dávila. La música incesante de los casi extintos bares de rock, el trash duro que me comunica más que esta tonadita lisonjera, complaciente, poca, ridícula y que me insulta al intentar hablar por mí y por el resto de artistas que investigan su realidad, su país, en busca de la profunda Guatemala. No de la postal.


NOTAS AL PIE:

- Es una especie de We Are The World, pero Chapín. Es decir, We are Chapin. Fuck me.

- No había llorado tanto como con este video. Lo mismo me sucedió con la muerte de Tito Monterroso. Eso me pasa con las tragedias.

- Hizo falta Checha y su India Maya, Fidel Funes, FM de Zacapa. Estos chavos son igual o más famosos que muchos de los aparecidos en el video. De igual manera, los cantantes de la canción urbana como Alejandro Arriaza, Josué Elezar, Rony Hernández o Pablo Robledo. Y Ricardo Arjona.

- A la próxima que inviten políticos... prometo una tesis sobre el descaro.

- Bueno, ahora me siento mal por no ser un guatemalteco proactivo. Ser un cangrejo, dicen en los círculos positivistas. Pero si ser positivo y lanzar buenas vibras con ellos es ser un guatemalteco, sáquenme del país mejor y envíenme a la Polinesia, siempre quise conocer Tahití. Y prometo no joder tanto desde allí.

- Tengo entendido por el mensaje que es uno positivo para levantar los ánimos del país. Al menos con este guatemalteco, no lo lograron.