Es antes del amanecer y el frío aun no se
termina de ir con el sol bostezando. Mi padre ya prepara todo para un día de
trabajo, mis hermanos aun se quitan una a una los cheles de los ojos,
cadáveres de los sueños que nacieron y murieron en su cabeza antes de siquiera
imaginar que se pudieran convertir en realidad. Ellos se quieren ir a Estados
Unidos con los primos.
La casa huele a humo del poyo y la olla
de barro, mi pelo largo lo tengo recogido y metido en el huipil, si algo no
soporto es que se me ahúme y mi madre me molesta tanto diciendo que ese olor
demuestra que una mujer sabe tortear, preparar frijoles y hacer café. En la
montaña todo es tan simple y frío.
Mis hermanitos pequeños allí están
mocosos con sus botitas de hule, yo odio usar los caites porque me hacen callo
en el talón y quiero mis pies suaves, pura miss, como si fuera modelo, pero no
me compran nada, apenas esas sandalias de hule que me marcan lo blanco de mis
pies. Hoy cumple 15 años y hay misa el domingo.
Mi padre no dice nada, gruñe para pedir
las cosas y puedo verlo con sus manotas ajadas, ásperas de sobar el azadón, la
pala el mecapal. El hacha que parte troncos y blande cinchos. Mi madre va al
mercado y yo no sé si soy feliz. Apenas si puedo leer y escribir. El lenguaje
es un amor desconocido, un enamorado torpe.
Tengo mi novio que me dice que soy bonita
y dejo que me bese el cuello y me mojo acá abajo, y me mete el dedo y realmente
me aburre todo eso. Es apenas en el bosque, en la montaña donde todo está verde
y frío y la gente hace reverencias y el costumbro donde yo me voy a ir a quedar
para siempre.
Por eso hoy, que toda la familia vamos al
campo a trabajar, yo hice el almuerzo. Le eché al caldo de frijoles la botella de
glifosato para matar el monte. Mi hermana grande se mató el año pasado tomando
el veneno y nos hace mucha falta. Por eso hoy, me llevo a la familia completa
para irla a visitar y quedarnos juntos allí en lo verde y lo frío. Una montaña
de muertos como muchos antes, como muchos después vendrán.
2 comentarios:
De ahuevo, me llegó. El relato en realida parece joyceano. El final me pareció malo, es muy malo que una niña termine pensando en matar a su familía sin haber leído algo del Marquéz de Sade. Amargo relato.
Un abrazo mi querido Lester, Sade siempre es bueno para todo. Inclusive para leerlo en la montaña.
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