Cuando me maten - porque voy a morir asesinado - no será un
acto político ni nada por el estilo, yo a nadie ofendí con mi impostura; así
que no se asusten ni busquen tales detrás de la bala, es una bala cualquiera,
fundida en plomo y cobre para cegar la vida de un silvestre en la calle como
yo.
Es mi tiempo el de las balas y los proyectiles, como fue el
de Homero el del acero y el bronce, tantos poetas que sucumbieron al filo del
otro, es normal que yo lo haga al plomo y la pólvora. No será mi mano quien se
lleve la decisión a la sien, será el gatillero de a diario quien me entregue al
barquero.
Será un gusto, imagino, aunque no puedo dimensionar si habrá
dolor o será un susto y ya, motores fuera. Un gusto, repito, que un objeto tan
breve que contiene tanta energía y trabajo del hombre pase mi carne como
revienta a un árbol. Se cae una hoja y todo sucede, ya me redactarán una roja en la página 12 del diario de mañana.
No es malo eso, piénsenlo. Tanto que la muerte aterra pero
venidera como el sol de mañana, no falta a la cita. Últimamente he visto la
algarabía sobre el tema, la ofensa por morir, la desdicha de ser matado, la
dolida lástima por el suicida. ¿Acaso no han pensado que lo buscaron? ¿Por qué
todo tiene que ser culpa de alguien?
No resistir a morir tiene arte. Es recibir el cosmos en su
orden establecido. Nadie nos sobrevivirá, ni Dios a sí mismo. Ni el Diablo a su
ironía. Ni yo, ni ustedes, ni el planeta. No encuentro nada especial para que
me haga eterno, lo perenne se acaba. Pregúntenle a José José.
Los asesinos son necesarios. Limpian las calles, reinventan
a la especie, la nutren de sentimientos, de melancolía, de odio, cada muerto
nos trae la nueva vida. Imaginen en este preciso instante la cantidad los
cientos de miles de hálitos expedidos, la gente muriendo mientras ustedes
pronuncian dentro e su cabeza “muriendo”, el gerundio más activo del planeta. Déjenlo ser porque nada detiene la naturaleza
humana, el asesino es el lenguaje.
De nada sirve la igualdad de condiciones, la paz, la salud
para todos, la eliminación de la pobreza, la justicia ni la injusticia: el
hombre tiene el caos adentro y brinca de un cuerpo a otro. Por eso se mata
porque se odia el orden, para que la belleza exista se necesita una base de corrupción,
no hay justicia – entiendan – hay asesinos y ustedes y yo, somos cómplices.
Déjenlo ser, nada se resuelve persiguiendo lo inevitable.
Yo mañana que salga a trabajar, lo buscaré como siempre. Lo
encararé mientras mi cuerpo expele sangre, sangre liberadora y me dejaré ir. No
busquen culpables en esto, es el designio divino que nada
podemos contra la mano que borra. Ya no tengo miedo. Deje de temer y la calle
será una vereda en primavera.
Yo amé todo y lo odié por igual.
"This is the Central Scrutinizer. Joe has just worked himself into an imaginary frenzy during the fade-out of his imaginary song. He begins to feel depressed now. He knows the end is near. He has realized at last that imaginary guitar notes and imaginary vocals exist only in the mind of the imaginer. And ultimately, who gives a fuck anyway?! Excuse me. Who gives a fuck anyway? So he goes back to his ugly little room and quietly dreams his last imaginary guitar solo". Joe´s Garage, Frank Zappa.
2 comentarios:
Genial, viejo!
Gracias amigo, un abrazo.
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