La nota de portada del domingo pasado de Prensa Libre fue concluyente: el Ministerio de Cultura y Deportes es una moneda
de cambio para el gobierno de turno, con el cual pagan favores políticos.
Es la cuenta de ahorro a la que echan
mano cuando se necesita capitalizar los desfalcos y malversaciones de las otras
carteras, a expensas de las propias malversaciones y desfalcos del Ministerio
de Cultura y Deportes.
Es lamentable ver el estado del cuerpo
cultural de Guatemala, es decir, los hacedores de cultura, los creadores de
arte. Trabajan por vocación y pasión, por tener los huevos hinchados mientras
otros huevones, se hacen de la vista gorda de la situación.
Las funciones fundamentales de la cartera
de marras, no se cumplen. Los maestros pasan salarios de hambre, los
estudiantes reciben clases a la mínima, las instalaciones son decadentes, no
hay apoyo del aparato burocrático y el poco, es vilipendiado, coartado y
reducido en su presupuesto.
Trabajar en ese ministerio, también es
cuestión de fe. Conozco a varios, son mis amigos, mis colegas, sé de primera
mano las trabas políticas, el poco dinero, los contratos tarde, los manotazos
de los jefes (operadores políticos) que borran la mesa de trabajo, el esfuerzo,
los convenios.
Luego ellos tienen que hacer lo que
pueden con las sobras, los retazos, hacer funcionar, mantener latiendo el
hambriento aparato cultural con migajas. Y cuando todo funciona, ya saben,
aparece el ministro de turno, el jefe inmediato que es un recomendado, a lucir
con sombrero ajeno. Si funciona, es gracias a él. Si falla, es culpa de los
demás.
Difícil tarea la del gestor cultural.
Su trabajo es facilitar la creación de arte, difundir cultura, inspirar a las
nuevas generaciones, humanizar. Es llevar a un plano concreto las ideas, a
lograr que los proyectos en papel lleguen a la calle sin tanta traba.
Lastimosamente de ese trabajo se habla
poco, claro, es su obligación hacerlo y para esto están en esos puestos. Y
sorprende que con tan poco que les queda, tanto en recursos humanos como
económicos, logren llevar a cabo algo medianamente aceptable. Y que sirva y que funcione.
Me quito el sombrero antes ustedes
amigos de Editorial Cultura y CREA. El trabajo suyo mantiene la esperanza
sobre este mundo a pesar de la politiquería, la mala sangre, los trucos
políticos, la avaricia.
De todos los parásitos que quieren chupar la sangre que no les cuesta, las lempreas del buen trabajo, de los vividores del arte, de los zánganos de la cultura, de los buitres que picotean al moribundo. De esos desvergonzados que se dicen amantes de la cultura y el arte. Pedazos de caca todos.
Sigan ustedes con el buen trabajo, por favor.
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