Era la segunda vez que visitaba la biblioteca
del Bolo Flores. Marco Antonio Flores, el chaparro ácido y tierno y poeta de
puta madre. Me interesaba mucho su opinión acerca de mis textos, aquellos
protopoemas que con paciencia de monje y boca de marinero, puteaba y me llevaba
de la mano, por los recovecos del lenguaje.
Tres veces le visité y tres veces me recibió y
se reía de mí con un dejo de ternura, yo intentaba hablarle con el lenguaje de
Los Compañeros para que viera que le entendía y que era de su equipo. Marco
Antonio Flores, sólo se reía y me corregía en el uso de la terminología ya que “tu
chance es distinto a tu chantle, mano, no jodás, de uno vivís y en el otro
vivís”.
Me sugirió mucho para leer y en una libreta
apuntaba todo. Esa libreta la perdí tratando de ser borracho y un grueso. Nunca
me prestó un libro, pero leía donde él, era la única condición para que pudiera
tocar sus libros y allí me prestó una antología de poetas judíos donde él decía
que hallaría otras voces que eran similares a las mías, pero con un mejor
manejo de la imagen y la metáfora.
Vaya descubrimiento. Entre ellos me dolió la
historia de Pavel Friedman, un muchacho de mi edad que cayó en los campos de concentración,
escribió un lacónico poema en un pedazo de papel y fue gaseado en Auschwitz.
Tenía 23 años y entendí el poder de la poesía, trascender tiempos, historia,
culturas y conectar con ese llamado del lenguaje que llevamos los humanos.
Así conocí su poema que se llama La Mariposa,
en una antología perdida en una biblioteca de un escritor un sábado olvidado de
hace muchos años. Esta semana se presenta una obra en única función que recrea
el holocausto nazi, se llama Las mariposas ya no viven aquí.
Es mañana jueves 5 de marzo a las 20:00 horas en la Gran
Sala del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias y la información de precios y
todo la pueden encontrar acá en Todoticket. Los precios están caros, pero el
montaje dicen que es de otro mundo. Gracias a ese texto, recuerdo al Bolo
Flores y sus tres cátedras. Recuerdo a un joven aprendiz de poeta de 23 años y
a un poeta asesinado a la misma edad. Grande Pavel, gracias Marco Antonio.
LA MARIPOSA
La última, por cierto, la última,
tan rica, brillante, deslumbrantemente amarilla.
Talvez si las lágrimas del sol cantaran
sobre una piedra blanca…
Así, tan amarilla
se eleva lentamente hacia lo alto,
quiere irse, estoy seguro,
porque quiere besar al mundo,
adiós decirle.
Siete siete semanas aquí he vivido
encerrado dentro de este ghetto,
pero aquí encontré a mi pueblo.
Las flores me llaman
y las castañas blancas lucen en el patio.
Solo que, nunca vi otra mariposa.
Esta mariposa fue la última.
Las mariposas no viven aquí,
en el ghetto.
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