(Foto por Celeste Prado, Restaurante Shasta, marzo 2015)
Cada cierta cantidad de años, talvez cada
siglo, aparece en el mundo del arte una voz profética que nos enseña los
caminos perdidos del ser humano. Esos laberintos que la vida moderna nos oculta
tan bien, que olvidamos que llevamos por dentro, un diablo.
Esa voz nos hace ver aquello que los
humanos nos perdemos de nuestro propio ser, al concentrarnos en no morir. En
trabajar, en hacer política, en irle fanáticamente a un equipo de futbol, en
tomar banderas ideológicas de acuerdo a los tiempos.
Estos seres son profetas que nos traen
mundos paralelos a la realidad del ser humano, estos profetas son músicos,
poetas, narradores, pintores, caudillos, sacerdotes, pastores y líderes de
sectas suicidas que se van detrás de cometas a lo David Koresh.
Son fuerzas oscuras que no son buenas ni
malas, si se le pregunta a un habitante del mundo occidental cualquiera le dirá
que no, que no es normal que existan mentes alucinadas. Y tiene razón. Todos
ellos, Prado que tengo a la par, son mentes que se salen de la normativa.
Son creativos que están más allá del bien
y del mal, existen para lograr un balance, un salto evolutivo en la conciencia
social, son la avanzada de la teoría de la evolución. Es decir, mutaciones
sociales que nos muestran el camino. Me explico, las vanguardias rompieron con
una hegemonía de dos siglos de tradición cultural a un punto que los que lo
hicieron, los surrealistas, fueron llamados locos.
Eran visionarios, exploradores de la
sociedad y la plasmaron con sus gafes y aciertos en obras maravillosas. Más que
artistas, fueron provocadores, fueron agentes de cambio. En el camino, lograron
la inmortalidad. Cien años después, seguimos imitándolos en el mundillo del
arte y más en este país olvidado de la mano divina.
Hay acá en Guate, provocadores. Lo fue el
Bolo Flores, lo es El Tecolote Ramírez Amaya, lo fue Aníbal López, lo es Simón
Pedroza. Y también Estuardo, que nos presenta nuevamente una obra que no fue
entendida cuando se publicó y no será entendida ahora que se publica
nuevamente. Lastimosamente, tendrá que pasar mucho tiempo para que lo que acá
está escrito, empiece a tener sentido.
El país está retratado en este librito,
la forma de pensar de la sociedad a todo nivel, está retratada acá. Estos son
los rostros más oscuros de todos nosotros. Prado va, dirigiendo una cruzada
donde acaso una docena de personas le seguimos… no será que es en verdad Prado,
una de las tantas reencarnaciones de Yisus y nosotros, la docena de amigos, sus
apóstoles? ¿Será que estamos escribiendo un nuevo evangelio en este momento?
¿Será que usted está asistiendo sin
saberlo a un nuevo sermón de la Montaña, será que son ustedes los testigos
privilegiados de la refundación del cristianismo en un restaurante budista –
vegetariano?
Bueno, mientras les dejo con la
inquietud, allá afuera hay un conglomerado de artistas y escritores que piensan
que lo que hace Prado es mierda, que lo que ha realizado a lo largo de su
corta, densa y convulsa carrera como escritor, es basura. Que es mejor seguir
luchando por la instauración del socialismo en la sociedad y que los gringos
son malos y los venezolanos los buenos y que el imperio yanqui y que ISIS lo
fundó la CIA con el Mossad y que mi huevo izquierdo y derecho al mismo tiempo.
Todo es mierda, empezando por ellos y terminando conmigo. Prado lo sabe, yo lo
sé y somos los primeros en admitirlo.
No pocos enemigos hemos logrado así. Y
pela la verga. Oso meterme en ese grupo porque comulgo con su visión nihilista de
destrucción / creación. El empantanamiento ideológico de estos tiempos no deja otra cosa.
Vicio-nes del Exceso es un álbum de
cromos de la posmodernidad que no será jamás un bestseller, este es el tipo de
literatura que no vende y que no emociona a las masas, a pesar que acá aparece
el político, el sacerdote, el travesti, el escritor, el publicista, el
cineasta, la mujer, el hombre, el niño, los animales y nadie se salva. Es
obvio, nadie se va a salvar a la larga, la muerte nos encuentra tarde o
temprano.
Buscar la trascendencia del individuo es
un ejercicio de la futilidad frente a la historia. La eternidad se logra al
dejar una obra consecuente, al mostrar su tiempo en formas que nadie lo hizo.
Estuardo lo logra como ninguno, otros le han imitado con pobres resultados.
Técnicamente es un derroche de errores
Vicio-nes del Exceso. Pero eso es Guatemala, eso es el mundo. Es muy sencillo
juzgar a esta obra, o toda la de Prado, como un manojo de faltas ortográficas,
errores de redacción, mal editor, poco disciplinado, un dejado. Un subproducto
de las drogas.
Hacer eso, en este caso, es ver el dedo y
juzgar que tiene la uña mal cortada, cuando nos está enseñando el gran vacío
del universo. No se deje engañar por esos fariseos, no se deje engañar por el
mismo Prado, por su forma de escribir: hay una lectura al fondo, hay
iluminación, allá está el ojo de Dios mirando sin parpadear lo que ha creado.
Prado lo enseña sin tapujos, podrá no gustarle, pero es la verdad.
Se los ejemplifico, Estuardo Prado hace
más por este mundo desde sus delirios que cualquiera. Su aporte es un
parteaguas, un giro del camino. Ningún político aportará tanto como lo ha hecho
Prado al avance del país, ningún activista social podrá lograr – ni se lo
imagina – el alcance logrado por mentes delirantes como estas.
A ver, sin ser feminista, Estuardo Prado
aporta más al avance de la sociedad que el movimiento mismo. Y a pesar de ello,
las feministas lo odian. Simple, leen que en sus novelas se asesina a una
mujer, y piensan que es una apología a la violencia de género, que la
caricaturiza, que es un misógino drogadicto, y lo que quieran. Pero visibiliza
el problema sin el velo de la corrección política, sin el activismo oenegero,
lo mira bajo la perspectiva del suceso y no tiene empacho en mostrarlo como
tal.
Prado no es un académico, queda
demostrado, es lo que los académicos estudian: es un fenómeno de esos
artísticos que se nos presentan cada siglo. Es un Halley, un cometa Halley de
las letras que tenemos la dicha de compartir hoy con él.
Sus visiones chamánicas de la destrucción
del mundo son producto de una mente febril, no es producto de las drogas,
porque de ser así, muchos de los que están acá en este momento ya estuvieran hablando
en lenguas. No me dejarán mentir.
Porque personas como Prado son los que
hacen que surjan nuevos proyectos, son estrellas que revientan dando nueva
vida. Sus letras, nefastas para unos, proféticas para otros, aclaratorias para
algunos, balsámicas para pocos, son los átomos de cosas más grandes, los
cuadros fundacionales para nuevas arquitecturas.
Aunque no lo quieran, aunque les duela,
la libertad de expresión de ahora no es gracias a los soldados, como unos
imbéciles con pancartas se manifestaron hace algunos años, la libertad de
expresión es gracias a gente como Estuardo que se ha mantenido firme en su
camino, ha escrito a pesar de las amenazas, de las críticas, es un meteorito
que pasa, que da miedo, que retumba. Nadie queda sin algo que decir luego de
leerlo.
Es gracias al trabajo de la Editorial X
que nos ha llevado a la mesa de lectura obras de escritores con una visión
distinta, con un halo negro, ángeles caídos. Y son estos los que nos ofrecen
libertad al poner el dedo en la llaga de lo que le hace daño al mundo: que no
es otra cosa que nuestra alma oscura llena de deseos reprimidos. Gracias a
ellos podemos virar en otra dirección porque nos muestran los resultados del
exceso. Dante lo hizo, El Bosco, Hunter Thompson, la literatura del delirio de
Philip K. Dick, la triada maldita Rimbaud, Baudelaire, Éluard. Entre miles
otros, nombrarlos, no tiene sentido y nunca terminaríamos.
Gracias a la posición anárquica de Prado
y su proyecto fue el semillero para exigir mejores cosas, mejores lugares,
mejores textos. Un mejor periodismo, por ejemplo, y así ahora tenemos la red
plagada de excelentes proyectos.
Sí, ustedes de Nómada, de Plaza Pública, de Soy502, de los que hace algunos años conformamos Monitor, del desaparecido
Supositorio, de Hasta Atrás, de Diario Digital, de las nuevas editoriales como
Alas de Barrilete, de Gato Negro, de Alambique, de los festivales de poesía de
Xela, de este festival La Valiente, de todas las revistas literarias, de las
revistas caqueras, de las comerciales, de las secciones de cultura, del
vendedor de películas piratas el Buki, de cineastas emergentes, de plaquettes
de poesía, de poemarios, de antologías, de empresarios de
la noche, de dueños de bares, de restaurantes budistas, de músicos extraños, de
escritores nocturnos, de poetas del delirio, de narradores del apocalipsis, de
cronistas de la muerte, de blogs dientes castañuelas del averno, de blogs banderas
del sarcasmo, de blogs como Fe de Rata.
Sí, todos nosotros los que estamos acá,
saludemos a nuestro patriarca fundador, es un gusto compartir este tiempo con
vos Estuardo Prado.
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