jueves, 17 de diciembre de 2015

THE OKLAHOMA BINGE 2

(Tequila Don Julio Oro con su vaso de sangrita sobre una mesa de mármol... shico.)

México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me lleven al salón VIP de la tarjeta Visa Black del Aeropuerto Benito Juárez y que me atienda Pancho, el mesero más de ahuevo del mundo.

Perdimos el primer partido de la temporada en la Liga. Cuatro a uno nos dejó un fabuloso Celta de Vigo al Futbol Club Barcelona. Un exquisito Nolito lideró el ataque que culminó Iago Aspas con un doblete y coronado por una contra asquerosamente letal y bella, de Guidetti.

Pinche dolor perder algo en el fútbol cuando se viene de ganarlo todo. Arriba de la cima no hay nada, sólo la caída y ese resbalón se sintió como una puñalada, así, hasta la base del monte Olimpo.

De parte de mi equipo, Neymar coloca el del honor. Quiero a Nolito en el Barcelona, es un hecho. Así de entequilado como estoy, quiero llamar a Luis Enrique a su oficina en la Ciutat Condal y decirle que no sea idiota y lo pida para el mercado de invierno.

Yo me empinaba caballito tras caballito de Don Julio Real acompañado de su respectiva sangrita. No hay otra forma de tomar ese licor y esa, amigos, es una forma del amor.La miel del agave con lo astringente del jugo de tomate picante es la metáfora perfecta de la vida.

Pedía el tequila y acumulaba los vasos en la mesa y me hundía con cada gol, tenía los ojos llorosos. El gringo sentado enfrente de mí seguro pensaría que era por lo fuerte del licor, pero lo que no sabía el vejete ejecutivo era que no soy marinero de agua dulce en lo que a beber se refiere, no soy principiante. Soy un corsario, la viva presencia del exceso. Una úlcera como medalla sangrante.

Yo tenía los ojos llorosos por algo menos importante y era que el santo de mi devoción, no apareció. No hubo Messi y no hubo magia. Sí, tengo sentimientos, no me juzguen. El cintillo de las noticias que pasaban debajo del partido, rezaba algo acerca del fin del mundo y así se sentía: yo estaba vencido y desencajado por un puto partido de fútbol.

Era cierto que probable que no hubiera mañana. Alguna secta o profecía pregonaba que hoy, 23 de septiembre se acababa elmundo. Y si el avión se descolgaba del cielo en pleno vuelo, seguro se acababa el mundo para mí y el niño llorón que se sentó a la par. Ya llegaremos a eso.

El aeropuerto Benito Juárez es gigante y ruidoso, como la ciudad. Los aeropuertos son muestras médicas de las ciudades donde se hospedan y seguro por eso el de Guatemala, es tan pura mierda. No por gusto vivo en la ciudad más fea del mundo.

Teníamos que esperar el vuelo de conexión a Dallas (nalgas), Texas y mucho tiempo libre. Ya somos viejos con mi hermano y las tiendas del Duty Free no son ya tan atractivas. En la Ghandi mi compré la recién salida al mercado cuarta parte de la saga Millenium. Esta vez escrita por David Lagercrantz y llamada “Lo que no te mata te hace más fuerte”. Mi slogan del viaje.

Stieg Larsson fue el periodista que escribió la trilogía Millenium y que murió en 2004 de un paro fulminante. Nunca vio el éxito de su obra. Justicia poética de mierda. Subió siete pisos y media hora más tarde el miocardio le explotó: nunca sabría que en 2015 las ventas de ejemplares en todo el mundo ya iría por los 40 millones.

Me da lástima Larsson, tanto talento para valer verga con 50 años, pero la dieta de 20 tazas de café y siete cajetillas de tabaco diario le jugaron la mala pasada. Ahora compro la de Lagercrantz a ver qué tal heredó el legado de la thriller som sueca (novela de suspenso). La leeré de vuelta en Guatemala.

Como adultos ya tenemos gustos de hombres adultos con mi hermano. Bon vivants, o intento de ello, como les conté, nos fuimos a meter al VIP de espera de la aerolínea. Todo lo que se pueda comer y beber, nos sonó a maravilla.

Entramos y una manada de ejecutivos de traje, ataviados con productos Apple, pastaba mansamente en los grandes sillones de cuero mientras esperaban su conexión. Audífonos y chácharas de negocios entre ellos o frente a las pantallas en Facetime.

Nos sentimos ajenos con mi hermano. Tanto tiempo sin hablar con él, tantos años para ponernos al día sobre las cosas que dos hermanos hablan. Aquel es mi cómplice de juegos de infancia, yo me apoyo en él y él se apoya en mí. Somos dos geniales hermanos que hacía mucho tiempo que no hablábamos de nuestras muladas.

Y vaya que afloraron con el tequila.

-  Mucho gusto, soy Francisco ¿les puedo servir algo, caballeros?

- Sí, tequila por favor.

(Discretamente mira el reloj de la pared, era muy temprano para que alguien le solicitara licor a media mañana)

- Con gusto, tengo José Cuervo, Sauza...

- No gracias Pancho, tráigame ÉL TEQUILA. Tengo la tendencia a ser muy generoso con el servicio, si es bueno y diligente. Y lo quiero como lo toman ustedes, con sangrita. Guárdese el limón y la sal para los gringos.

- (Sonríe) Enterado señor, lo mejor que tengo para ofrecerle es Don Julio Real.

- Vamos a probarlo.

- No se arrepentirá, es como tomar oro.

A los cinco minutos brindábamos con vasos de néctar dorado. El suave licor resbalaba por la garganta sin molestar en absoluto, se sostenía la mielosa presencia del ágave en el paladar. Era como si la vida, como pasa siempre en los viajes, sonreía momentáneamente. La ilusión de la frontera es que todo allá es promesa, siempre creemos en nuestras fatamorganas, engañándonos de algo mejor, pero cuando se está quebrado por dentro, ya nada tiene remedio.

Somos muy distintos con el José, aquel ha sido un tipo obstinado y muy entregado a su trabajo y familia. Contrario a mí, el vendaval, el meteorito vagabundo destructor de mundos. José es mi hermano y somos muy distintos en cómo afrontamos la vida.

Hablamos de entrada, de mi más reciente separación. El matrimonio disuelto siempre es revuelo en una sociedad tradicionalista como la nuestra. Mi hermano es un tipo fuerte y conservador que cree en la familia como pilar de todo.

Yo soy un tipo fuerte y obsesivo que cree en el cambio. Cero concesiones cuando ya se ha agotado todo ¿para qué seguirse matando a diario en una muerte lenta y agonizante?Adivinarán ustedes, quién es la oveja negra de la historia.

Nuestra familia es sólida, ambos miramos las dos ramas del negocio familiar y trabajamos bajo un mismo lema de cuidarnos mutuamente. Talvez por eso nos gusta tanto la historia de los Corleone de Mario Puzo: ese romanticismo católico de sangre y tragedia. Lo acepto, yo también soy un tradicionalista.

Hablamos del amor, de la entrega, de los boys de la adolescencia, de cómo el grupo sigue unido gracias al WhatsApp. Las correrías de la juventud, los años furiosos que poco a poco fueron mermando al grupo de irredentos que fuimos en aquella época.

Los casamientos, los hijos, los trabajos, los aciertos y desaciertos de todos. La migración de Jean Paul y que ahora lo vamos a visitar por sus 40 años. Todo ha pasado en un lapso de 25 años y yo, acaso sea el más inquieto ¿qué me pasará, qué estaré pensando, habrá paz para esa estirpe a la que pertenezco?

Pancho está detrás de nosotros trayendo comida y bebida. Listo, estamos a verga. Hemos pasado las últimas cuatro horas de nuestra vida, sentados en sendos sillones de piel que rechina, viendo perder al Barcelona como enajenados y reír y reír y reír.

Tanta falta que me hacía una salida con ese cabrón, tan divertido que es y fue fortuito. Otro amigo del grupo, Melvin, no pudo viajar a última hora y le cedió el lugar a mi hermano que ni corto ni perezoso, hizo maleta y se vino.

Henos allí dos hombres grandes y barbados, borrachos, haciendo escándalo y derrochando alegría como si tuviéramos nuevamente 21 yo y 18 él. Los ejecutivos nos miran con cierta inquietud: las barbas no siempre son bien vistas cuando se es moreno y la paranoia yihadista es un virus.

No se ahueven, papas sin sal, los musulmanes no beben licor ni se emborrachan. Idiotas gringos, parcos ejecutivos sin sangre, si no pueden llorar por un partido de futbol, no pueden llorar por la trivialidad de la vida.

La Historia de la Humanidad, es un reflejo de nuestro universo: la materia, que es lo que vemos, está rodeada de materia oscura, que es lo que no vemos, pero le da sustancia. Igual para con la Historia, entre hechos importantes, queda la trivialidad del ser humano, que es lo que le da sostén a nuestra existencia. Yo disfruto de la banalidad y por eso no llegaré a ser nada, yo soy de los que quedan en los intercisos historiográficos y está bien, me gusta.

A todo esto, ya el tequila quedó atrás. Sostenemos un vaso de etiqueta azul en la mano y miramos Narcos por Netflix. Ese será mi nuevo vicio. Al rato, Tanqueray con tónica. Pancho nos hace un desfile de sus mejores licores para que pueda cumplir con mi promesa de la jugosa propina. Se la ganó como los campeones.

Listo, hacemos la cola de entrada al avión y me toca un niño parlanchín y gritón a la par mía que me pregunta a cada rato sobre qué escribo en mi libreta de viaje, que si le presto la pluma, que si mi celular tiene juegos. Vaya que voy borracho.

A la mediana edad, el hombre tiene pocos asideros, la felicidad y el talento para todo, merma. Somos estrenados con vitalidad en la adolescencia y nos lanzan a la mar de la vida, somos navíos y veleros con nombres y apellidos.

No nos hacemos fuertes conforme nos hacemos viejos, la carne y la madera se parecen, el agua cala y nos vamos hundiendo lentamente rumbo al centro del planeta. Yo ya estoy viendo medusas y esqueletos de náufragos.

Allá abajo veo el Golfo de México y a la par mía, leo en el ala del avión XA-ACM y tiembla por la turbulencia, y suenan las alarmas. Todos a sentarse y a ponerse el cinturón. El niño chilla del miedo y llora.

Si caemos al agua, por mi puta madre, agarro al maldito niño y me ahogo con él. Es una desgracia viajar a la par de un infante desesperado. Mi niño interior le quiere hacer bullying. Vaya que voy borracho… ¿ya dije eso?

Inmerso en mis pensamientos la azafata balbucea algo sobre si estoy capacitado para abrir la puerta de emergencia, lo dice en son de broma, creo.

“Señorita, no estoy capacitado para hacer nada en este mundo. La voy a decepcionar, no espere nada de mí”, le espeto también en son de broma aunque ustedes y yo, sabemos que es la meritita verdad.

Ella ríe condescendientemente y me ofrece algo de beber. Pido Dos Equis, recordándome de aquellos maravillosos anuncios del Hombre más Interesante del mundo. Y uno que no sirve para nada.




Sorbo la espuma y empiezo a ver las planicies de Texas. El sol me pega en la cara y me reconforta. Puedo ver mi propio reflejo en la ventanilla plástica, puedo verme observando los tornillos de cabeza plana que sostienen los componentes del ala.

Los utilizó Howard Hughes en su modelo H-1 Racer en 1935, para poder volar más rápido y aprovechar la aerodinámica, ya que el motor de 14 cilindros radiales, un Pratt-Whitney de 25 litros, ofrecía la impresionante cabalgata de 1000 pegasos de fuerza. Ya saben, como son caballos que hacen volar, tienen que ser pegasos de fuerza, no caballos de fuerza jajaja. Vaya que voy borracho.

Estaba loco el hijueputa ese. Pero el mundo no avanza gracias a la cordura, avanza por el desquicio, por el caos, por la fiebre, por la exploración. Avanza por el odio y la guerra. No por ustedes, pacifistas de mierda.

Estoy sobrevolando Texas, el espíritu de los Bush, evidentemente, llega hasta las nubes donde viajo.


(THE OKLHOMA BINGE 1)

1 comentario:

  1. Me disfruté como pocas veces la lectura... mano.. sos un ungido de los dioses literarios.. Por cierto? cuantos años tenés? Ya sé que es vana la pregunta, pero es que me reconfortó saber que no sólo yo tengo esas pesadillas e inquietudes de la mediana edad.... Carpe diem..

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