A las oficinas de la redacción del blog, nos
hicieron llegar una carta que sospechosamente fue dejada en el escritorio del
nuevo presidente de la República. Parece ser una tradición que era desconocida
hasta hace poco, donde el saliente le escribe una misiva con ciertos consejos
al entrante. Oh sorpresa, la de este periodo, estaba sin firma.
Guatemala de La Asunción, 15 de Enero de 2016.
Estimado nuevo residente.
Palacio Nacional de la Cultura.
Su Despacho.
Permítame extenderle mis más sinceras
felicitaciones por la propiedad que usted acaba adquirir y de la cual será el
tenente por los siguientes cuatro años, me sentí en la obligación de escribirle
esta carta con el fin de explicarle algunos puntos para que los tenga claros,
ahora que usted será el nuevo vecino.
Yo recibí una carta similar pero vino toda
tachada y con sellos del Mariscal Zabala, parece que fue escrita en condiciones
adversas, con mala letra y lo único que atiné a leer bien era algo que decía
literalmente: “sácame de acá, en buena onda”. Y traía el Padrenuestro escrito
con faltas ortográficas.
(Guatevision.com)
Esta propiedad inmobiliaria si bien es grande
en área física, ha visto su valor devaluado conforme pasan los años y los
habitantes que por acá han morado. Hemos.
Su demérito es grande y afortunadamente me voy
para no volver. En confianza, le confieso que no entiendo cómo a ciertos
mandatarios les encanta vivir en estos lugares donde lo que menos hay es
privacidad y donde el cocinero, le puede colocar fácilmente estricnina a la
sopa. O los guardaespaldas funcionan como correos de los medios de
comunicación.
Servir a la patria es posiblemente el peor
trabajo del mundo. Es malo para la salud, para la paz familiar y para la
reputación entre el círculo social que si bien inicia muy alto, termina por los
suelos. En el subsuelo. Manto friático, para ser exactos. CONAP se enoja por la
contaminación que la reputación política le hace a la red subterránea de aguas.
Por eso tuvimos que salir de casi de la mitad de su personal ahora a inicios de
año.
No me agradezca por eso, entre gitanos no nos
leemos la mano.
Para lo que no es malo ser presidente de
Guatemala, es que para las finanzas. Si le gusta el dinero, seguramente los
aparatos de impunidad están a su servicio, es la institución más eficiente del
Estado, déjeme decirle, nada funciona mejor que eso y encontrará el camino
pavimentado para tales efectos. Sin decir mi nombre, déjeme confiarle que los que
hemos trabajado para el Estado durante décadas, hemos hecho de él, nuestra más
célere mascota monetaria y de poder.
Las vecindades, que le diré, es una bulla en
demasía, hay arengas todo el tiempo, es casi como vivir dentro de un mercado
donde se ofrece de todo, o peor aun, dentro de una iglesia evangélica donde el
desfile de pastores llega punto del desquicio. Se pide de todo, todo el tiempo.
No entiendo como la gente puede vivir intranquila si los designios divinos
claramente dicen que los sufrimientos de este mundo material serán
recompensados con oro en la vida eterna.
Y los guatemaltecos serán trillonarios, talvez
seamos el pueblo elegido por Dios para recibir palo y recompensa al mismo
tiempo. Por eso, favor se le hizo a algunos municipios con darles un minúsculo
sueldo diferenciado a cambio de la salvación eterna. Pero nada quieren. El problema
en ese caso, como vimos, no es cosa de igualdad, es cosa de salvación de su
propia alma. Yo, cumpliendo con mi misión cristiana estaba.
Le recuerdo que no se meta mucho con los dueños
de la discoteca, recuerde que ellos son los que pagan por la fiesta y escogen
la música que usted tendrá que bailar. Haga lo suyo, sonría, festeje, sea un
buen anfitrión que de lo contrario, le pueden bajar los flipones antes de
tiempo. Mírese en el espejo del General Supremo de la Línea.
Ah, se me olvidaba: no se meta con el virrey de
la 21 calle y 6ª. Avenida, déjelo en su feudo, total usted ya no sufrirá de
congestiones vehiculares porque andará transitando de arriba abajo por la
ciudad con vehículos que le abren paso. Acaso ese sea el único beneficio para
la salud de ser presidente de la República: no morirse sentado en el tránsito.
Muchachón le deseo, mesura, sabiduría, no hable
en el celular mientras camina, no le haga caso al bullying de las redes sociales y si la pacaya es demasiado grande,
recuerde que siempre puede regresar a la comedia y a la actuación.
Aunque pensándolo mejor, ya olvídese de eso
también: zapatero, a tus zapatos. Haga lo mejor que usted sabe hacer: vender
champú.
Dios, Patria, Libertad.
Sin firma.
(eldiario.es)
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