jueves, 26 de mayo de 2016

FUE UN SÁBADO Y YO ESTABA LOCO, PABLO.


Estaba en Antigua Guatemala y me avisaron que habías nacido, mijo. Allí trabajaba yo traduciendo descripciones de prendas indígenas al inglés, con un gringo de pelo largo que vino a Guatemala a mediados de 1970 y se quedó acá. Es antropólogo y trabajábamos en una oficina con muchas plantas, cantos de aves, un gato cojo, cerveza y marihuana.

Ese día fue por la tarde y salí junto a Paco Fión… je, tu tío Paco adoptado, ya la conoces, y fuimos para allá al hospital para verte por primera vez. Yo iba muerto de miedo como quien va rumbo a lo desconocido. Tenía la sensación de alguien que va a saltar al vacío. Y allí estabas, largo y tendido en la sala maternal, acostado en una cápsula de plástico donde ponen en exhibición a los recién nacidos como si fueran pedazos de pastel a la vista de todos.

Eran las cuatro de la tarde cuando naciste y una hora y media después, te estaba conociendo a través de un vidrio. No recuerdo mucho de ese día sólo que iba muerto de nervios y sonaba Miles Davis en la radio del auto porque había un especial por su nacimiento.

Sucede que compartes cumpleaños con ese jazzista que agarraba la trompeta como una varita mágica y conjuraba hechizos que adormecen las penas, la vida, la alegría. Yo escuchaba mucho jazz por aquel entonces. Estaba obsesionado con Miles, Chet Baker, John Coltrane y Charlie Parker. Los cuatro trompetistas del Apocalipsis, son lo mejor que pudo dar el mundo en materia de interpretación, composición y mañas.

Por eso si debo decir algo sobre ti, Pablo, diría que eres jazz. Tienes la personalidad de ese género musical: enigmático, con varios recovecos internos, intensidad que va de lo suave a lo duro, mucho carácter, tímido, algo que se aprecia mejor en soledad que en público. Miles te marcó como me marcó a mí

Hoy hace quince años que naciste, mijo. No te puedo decir nada porque justo estás en la edad de la sordera y del espejo, donde te miras por primera vez conociendo quien vas a ser de grande. Solo hay una verdad y es la tuya. Qué te digo, sólo puedo apoyarte en esa búsqueda y por eso es que te vas lejos de viaje a fin de año, a no saber de nadie sólo de ti mismo.

Si te puedo decir algo mío de esos años, tendría que decirte hijo que yo no era un hombre, era un fenómeno natural. Las ciudades las conquistaba de proa a popa y allí navegaba yo, en mi crucero de concreto e intensidad. Ahora ya regresé a mi humanidad, sólo soy un viejo que recuerda y que te quiere mucho como la cola de un chucho. Así es, yo y mis chistes malos.

Pero es cierto lo del cariño, mijo. Fui hasta el infierno y por amor a ti, regresé para explicártelo, y es que tengo tanto y tanto por contarte, que no sé si me alcanzará la vida o las palabras. Por sí te puedo decir algo hoy: el día que te conocí fue el día de tu cumpleaños, dormías plácido en una cuna transparente. Fue un sábado y yo estaba loco, Pablo.

Te quiero y te querré. Sube a mis hombros, hay camino para recorrer.




10 comentarios:

  1. Increible la forma de expresarte y la facilidad de las letras, pero seguro estoy que el amor lo hace más facil. Felicidades señor.

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  2. Y se me llenaron los ojos de agua, porque se lee y se siente puro amor. Un abrazo a los dos: al hijo y al padre que es el reflejo de su hijo.

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  3. Muchas gracias Wicha, te mandamos un abrazo de vuelta para ti :)

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  4. Wow, Felicidades a Pablo, la personas que nacen en mayo son muy especiales y raros en personalidad. Me sacó las lagrimas. Bendiciones,

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  5. Estupendo relato. Cargado de amor, no hay otra explicación cuando se es padre.

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  6. Gracias Andrea, muchas gracias por la visita. Un abrazo!

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  7. Gracias por compartir tu intimidad.... feliz cumple a los dos!!

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