Perder a un ser
querido supone una afrenta anímica, un golpe de timón en el barco de la vida.
Los rumbos cambian. Hay dolor por la muerte del ser querido y dolor por la
incertidumbre que nos toca: seguir el camino sin el asidero, sin el apoyo, de
nuestro amado. O amada.
La madrugada del
lunes, tuvimos la visita de la Muerte en nuestra familia. Se nos fue Gloria
Pereira, mi tía. Esposa de Héctor Tercero – un tipazo – , mamá de Héctor Rafael, Juan Luis y Jorge
Estuardo. Mis primos. Mis hermanos.
Crecimos juntos,
jugamos juntos, compartimos sueños, esperanzas y penas. Disfrutamos interminables
fiestas y siempre estuvo Gloria allí presente, lo directo de su forma de ser, la
jovialidad, el no claudicar, sus comentarios ácidos, su consejo siempre justo.
Yo la veo desde
la distancia que me dio el no vivir con ella. Estoy seguro que sus virtudes
serán más grandes que mis palabras, y que también, como humana que era, habrá
tenido sus bemoles. Como todos los que habitamos este planeta.
Pero lo que gana
al final es el promedio de nuestras acciones y estoy seguro que Gloria tiene
pase directo al cielo. Soy testigo de su empeño por ayudar a los demás, de
tender una mano amiga, un oído presto para los problemas, las palabras justas en
el momento exacto.
“Gloria, es que
ella no me entiende”, le dije un día en una fiesta de tantas acerca de un
problema de faldas, “No mijo, no es ella. Somos todos. Sos demasiado disperso,
nunca terminas nada, das mensajes equívocos… ¿ya te pusiste a pensar que eso es
muy difícil para llevar una relación?”. Me quedé frío. Gloria me agarró la
cara, me dio un beso en la mejilla y me abrazó. Sus palabras dieron en el
centro. Sus palabras me acompañan desde ese día y lo harán el resto de mi vida.
El impacto de
nuestros seres queridos en la vida es lo que nos construye. No podemos armarnos
solos, necesitamos de los demás y la familia es ese apoyo que nos va levantando
y dirigiendo hacia nuestro destino como personas.
Somos lo que
hacemos. Y Gloria hizo mucho. Armó a una familia como pocas, amorosa, amiga,
hizo de su casa un eje de la convivencia y de la familiaridad. Allí nunca hubo
extraños y cuando llegamos gente que no nos conocíamos, salíamos amigos para
siempre. Estoy seguro que todos sentimos esta pérdida muy profundamente.
Gloria le venció
el pulso al cáncer varias veces, fue una lucha por tres años. Nunca se dio por
vencida. Su actitud fue de ir siempre de frente a los problemas y en compañía de
la familia logró sobreponerse.
Pero el tiempo
causa mella. Esta vez el maldito nos la quitó. Fue una afrenta épica en la que
ella se acostó un domingo de marzo y se embarcó para no volver. Acá nos
quedamos los dolientes, pero ella ya es libre de la cárcel del cuerpo.
Nadie muere
realmente mientras viva en la memoria de los que dejó atrás. Y Gloria, usted
tiene hogar en mi corazón y en el de todas las personas que la conocieron. La
muerte no la alcanza acá. Se la llevó en cuerpo, pero su alma sigue viva en
cada latido de aquellos que la amamos.
No me queda más
que decirle a Héctor papá que siento muchísimo la pérdida por su esposa,
gracias por todo lo que hizo por ella, no hace más que demostrar la verdadera
entrega y amor que le tenía. Mi admiración total, mi cariño y empatía en estos
momentos. Estamos con usted.
A Héctor, Juancho y Jorge: ¿Qué palabras en estos momentos pueden servir como bálsamo? Ninguna,
nada se compara a este dolor. Lloren lo que tengan que llorar, duélanse lo que
se tengan que doler y luego, mis queridos, a levantar cabeza. Ya saben cómo era
su mamá y hay que honrar sus enseñanzas.
Celebremos su
vida como ella lo hizo cada instante de la propia. Estamos con ustedes para
celebrarla, para llorarla, para quererla. Cuenten con nosotros.
Gloria eterna, será extrañada. Gracias por tanto.
Primo lindo! que puedo decir? Es el dolor de mi corazon que imprimis con palabras, palabras que no salen porque ni aliento sale, desde la distancia el dolor no diluye, mas los recuerdos con la familia se imprimen en mi alma que llevo dentro. A todos mis primos: Hector, Juan Luis y Jorge Estuardo, a mi tio Hector y a toda la familia... mi corazon desea estar alla tanto. Muchas gracias por escribir este lindo mensaje. Te quiero un chingo x Patty Pereira Taylor
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