Existía el canal Request hace más de 30 años en el cable y allí vi “La hoguera de las vanidades”, dirigida por el gran Brian de Palma. En los créditos vi su nombre en mayúsculas: TOM WOLFE, escritor.
Eso quise ser. Alguien que contara una historia así de maravillosa, tan bien armada, con la mordacidad y ritmo con que la película fue dirigida. Años después, leería la novela y caería en cuenta que tu puedes apellidarte muy “de Palma”, pero que la pluma logra universos más completos e integrados.
Ya periodista, los ensayos de Tom Wolfe me dieron los insumos para hacer una voz narrativa más literaria y menos técnica para contar las noticias. La pirámide invertida, esa geometría de preguntas, no se adecuaban a mis necesidades de contar las cosas.
Opté por mecánica cuántica narrativa de este periodista nacido en Virginia en 1931 y graduado de la Universidad de Princeton, padre innegable del nuevo periodismo gringo, se paró en los hombros de Truman Capote para ofrecernos un Estados Unidos de postguerra, con sus conflictos bélicos, la realidad cotidiana de una clase trabajadora sin rumbo, líderes politiqueros y un cuerpo social hedonista e ignorante.
Su traje blanco. Vaya cosa hermosa, era una extensión de su forma de escribir: directa, sardónica, y describiendo un mundo que iba más allá de la agencia de relaciones públicas gringa por excelencia: la publicidad.
Y se murió. Ya era hora. Deja su cuerpo literario para ser diseccionado por todos aquellos que adoramos las buenas historias, las novelas de largo aliento, las historias complejas, las luchas de poder.
Le hago una recomendación: si a usted le gustan las series de Netflix o en cualquier plataforma digital, en las que el quid es el poder, relaciones interpersonales, entretejido sociopolítico, le recomiendo leerlo.
Todas estas series están escritas por escritores que crecieron leyendo sus libros, los estudiaron en las universidades, han sido influenciados por la magnánima obra de Wolfe, por lo tanto, House of Cards, Mad Men, Billions, Breaking Bad, sólo por citar algunas, están influenciadas por él.
Lean sus cuatro novelas “La hoguera de las vanidades”, “Todo un hombre”, “Mi nombre es Charlotte Simmons” y “Miami sangriento”. No se arrepentirán.
Tom Wolfe fue el mago blanco que guió mi camino. Le agradezco tanto. El rey ha muerto un 15 de mayo de 2018. Tenía 87 años.
3 comentarios:
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