Entre más personas estemos vacunadas, más rápido lograremos la tan ansiada inmunidad de rebaño, que es apenas, el primer paso para controlar la pandemia Covid-19. Dije controlar, no erradicar, porque eso será imposible.
En países con instituciones gubernamentales efectivas, se está logrando. Hay visión de país y como dije a inicios de año, lo mejor para el repunte de la economía es una población sana para que se ocupe y reordene a la nueva manera de vivir.
En países como Guatemala que exudan corrupción, la vacunación es un unicornio. Las autoridades se resisten a dejar de lado sus históricos modos de enriquecimiento en pos de beneficio propio, en lugar de volverse efectivos, solidarios, humanos, con los ciudadanos que pagamos sus salarios.
Salir al extranjero es la única opción que nos queda como ciudadanos para buscar la salud propia y sobrevivir a la pandemia. ¿Quiénes pueden viajar a vacunarse? Todos aquellos con recursos, información y conciencia. Si lo hacen, los felicito, no podemos quedarnos de brazos cruzados frente a la inoperancia estatal.
¿Quiénes están informados? Somos muy pocos, regularmente lo hacemos por medio de medios de comunicación y redes sociales. Básicamente, la mitad de los guatemaltecos. De esa mitad, es apenas un mínimo porcentaje con recursos para viajar y vacunarse. La pandemia es una triste realidad y no le haga caso a los que por agenda religiosa o ideológica, o mera ignorancia, tratan de negarla.
La vacunación personal por nuestros propios medios nunca solventará el problema del Covid-19 en el país, ya que se necesita al menos el 70% de vacunados para que empiece a funcionar la inmunidad de rebaño. Es decir, 13.5 millones de guatemaltecos con su doble dosis de vacunas. Con las estadísticas actuales de 2,600 vacunados con UNA dosis diaria, hablamos de casi 20 años para que eso suceda.
Ojo, adquirir la vacuna no es el final del problema como individuo. Evita la muerte, sí, pero significa estar rodeado de otros que pueden morir. La salud de una sociedad se mide de abajo hacia arriba: la sociedad es tan sana como su ciudadano más vulnerable.
Desde el pensamiento individualista, solucionar MIS problemas es aplaudido y está bien. No se puede quedar uno esperando que alguien nos salve. Pero concentrarme en mí mismo, no me hace único ni especial: sigo siendo parte de la masa, aunque rechinen los dientes mis amigos ultra liberales.
Vacunarse afuera del sistema de salud estatal guatemalteco, únicamente le hace un favor al histórico sistema de corrupción, ya que lo que comunica es claro: "los ciudadanos están resolviendo el problema y a nosotros (instituciones) nadie nos audita".
Repito, los que tenemos recursos de hacerlo, hagámoslo. Pero la inmensa mayoría no puede y para eso sirve el puto gobierno: atender a las necesidades de todos, tiene los recursos dinerarios para hacerlo pero ¿dónde están nuestras vacunas y el dinero?
Le estamos comunicando al gobierno que pueden seguir de brazos cruzados, moviendo papeles, procesos grises, generando excusas, mientras miles de guatemaltecos yacen postrados muriendo en camas de hospital y esto será un largo camino de muerte.
Por eso estoy de acuerdo con lo que dice Peter Véliz: los que tenemos oportunidad de vacunarnos debemos exigir celeridad y eficiencia para que las vacunas lleguen a la gran mayoría de la población que no puede viajar y está desinformada. Es un deber humano.
No debemos dejar que las autoridades piensen que estamos de brazos cruzados frente a su mediocridad. Sector privado y sociedad debemos ser los mayores auditores de las autoridades que nos deben explicaciones.
Tenemos la idea que el mundo cabe en nuestras cuentas de redes sociales, mentira. Afuera hay gente que vive una vida desconectada de internet, a ellos se debe de sumar a la exigencia de vacunas, también son personas, también producen, también merecen.
Lo más individualista que podemos hacer, es lograr que cada individuo exija y reclame sus derechos. Allí está el quid de una sociedad democrática y humana.
3 comentarios:
Muy acertado. Mis respetos.
Gracias por la lectura.
No se puede agregar más. Triste realidad guatemalteca.
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