Encontré este poema en Twitter en la cuenta de su autor Keith Leonard, me gustó tanto la aproximación a la cotidianidad y la poesía que encierra las horas muertas, que lo traduje.
Declaración de Filosofía de la Enseñanza
Mis estudiantes quieren certeza. La quieren
tanto. Respetan la ciencia y han memorizado
fórmulas complejas. No sé
cómo decirle a mis alumnos que sus padres
siguen igual de asustados. Los acosadores se hacen más grandes
y más etéreos y no puedes pegarle a una nube.
Tengo panegíricos preparados para todos mis seres queridos,
pero no puedo incluir este hecho en mi plan de estudios.
El mejor maestro que he tenido me dijo que lo encontrara
en la cancha de baloncesto. Jugamos por turnos durante horas.
Al final, me acosté jadeando en la duela
al punto de no poder estar en pie.
Me dijo que le describiera el dolor en mi pecho.
Lo intenté. No pude encontrar las palabras. No exactas.
Escucha, me dijo, ahí es donde termina el lenguaje.
- Keith Leonard
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