lunes, 9 de diciembre de 2024

EL ENEMIGO DE ACEITUNO

“Lo que pasa es que tenés una visión eurocentrista de la cultura, Luis”, le dije a Aceituno. “Lo que pasa es que te falta leer, JP”, me espetó con su sonrisita típica, ojos agudos, la calada del cigarrillo y el humo escurriendo para arriba de sus mejillas y haciendo cabriolas con su pelo aun negro.

 

Yo tenía 25 años y Luis 43. Discutíamos sobre cómo hacer un mejor periodismo cultural y que no todo era grandilocuente y que había que voltear a ver a la escena local. Creía yo, que yo iba a revolucionar el periodismo cultural con el sólo hecho de querer hacerlo. 

 

Luis me dijo que no podía haber periodismo cultural en un país que la cultura era de la muerte y yo le respondía que tenía que ver en cómo vendemos el periodismo para generar cultura. Es decir, Aceituno tenía una visión filosófica y yo una postura de mercadeo. Sí, se pueden reír.

 

Me ofendió que me dijera que me hacía falta leer porque yo a esa edad había leído todo y era arrogante como la mierda porque me fluía escribir mucho. Así empezamos la relación con Luis Aceituno que mientras escribo esto, tiene horas de haberse muerto.

 

Lo odié porque sabía muy dentro de mí que tenía razón: que me hacía falta estudiar mucho y que no podía existir periodismo cultural en este país. No al menos desde la visión de los grandes medios de comunicación que eran referente en aquel tiempo.


Conforme los años me dediqué a leer más y más para demostrarle lo contrario, pero fui descubriendo que tenía la razón Aceituno: no puede existir cultura – bajo el precepto artístico – sin que existan otras condiciones sociales, económicas, políticas, resueltas. Nuestra cultura es entonces la carencia y de allí se parte para construir lo poco o mucho que se pueda ejercer con un sistema que tiene la cabeza y el corazón duro a la sensibilidad humana.

 

Esta pelea, fue sólo en mi cabeza y viví enojado con él muchos años. Entiendan que era un cretino yo. Tenía una especie de envidia por su talento, su carisma, sus lecturas, sus viajes, su tiempo, de su capacidad telúrica para la literatura, de su exquisito gusto para la música, de la sensibilidad para la plástica, del ojo absoluto para el cine.

 

Yo lo único que tenía en esos años era un orgullo perro que sólo me sirvió de estaca y pita. Estoy segurísimo que Luis no se enteró de esto y si se habría enterado, se hubiera cagado de risa, encogido de hombros y seguido con su camino luminoso dejando la estela de tabaco. “No seas mula”, habría dicho con una palmada en la espalda y yo me habría ido tras de él.

 

Conforme los años coincidimos y platicamos y compartimos y fumamos y brindamos. Lo descubrí un tipo culto, accesible, cabrón, intelectual, incisivo, sensible, enciclopédico. Mi formación periodística cultural tiene cátedra de Aceituno a través de leerle. Me di cuenta de ello porque guardo una carpeta – un Trapper Keeper, para ser más exactos – con artículos que recortaba de los periódicos en las secciones de cultura.

 

Allí hay de todo, pero predomina el impacto de Aceituno: sus columnas, los reportajes internacionales, las entrevistas locales, las notas, las crónicas de conciertos, las críticas de arte o teatro, las sugerencias, todo. Escribía poco (en el periodismo me refiero) pero curaba mucho, editaba, aconsejaba, dirigía el navío y vaya que lo logró como los grandes. Más que una estatua – coincido con Maurice – merece un libro.

 

Nunca tuve una amistad cercana con él, nunca fue mi maestro, ni mi editor, ni nada. Le admiré en secreto y fervientemente con la esperanza de llegar a lograr escribir algo que se le acercara a su tenacidad lingüística. Fui su alumno en silencio y muchos, seguramente, compartiremos eso.

 

Leo las condolencias sobre su deceso y se me estruja el corazón saber todo lo que significó Luis Aceituno para cada uno de nosotros, para la comunidad artística – intelectual, para el periodismo, para el país. Esta es una pérdida mayúscula, inesperada y por lo tanto, dolorosa.

 

Leo lo que ustedes escriben sobre él y los abrazo en su dolor. Estamos de luto todos, sépanlo. Si esto nos pasa a nosotros, no quiero imaginar las horas que transita en este momento la escritora y académica Gloria Hernández, su pareja. Desde este humilde espacio, recibe Gloria, mis condolencias y solidaridad.

 

Este país no lo merecía y sin embargo regresó pudiendo ser grande en otro lado, vaya terco, vaya talento de terco, se decantó por Guatemala y este país era su enemigo, él lo sabía, pero lo combatió de frente porque alguien debía de hacerlo y ese valor, esos huevos, no quedarán en el olvido.

 

Le vi la última vez parado en la esquina del Centro Cultural Metropolitano esperando cruzarse, le pité y la saludé desde la cabina de la camioneta y mi saludo y ruido se mezcló con el del tráfico de la séptima avenida un día equis a mediodía. Habíamos quedado de hablar.

 

La penúltima vez que le vi fue para la presentación del libro “Rebeliones sin masas”, de Arturo Taracena y Rodrigo Véliz en la librería Catafixia, donde habló el presidente Bernardo Arévalo. Se sentó detrás de mí junto a Gloria. Fue el 19 de julio de 2024.

 

Cuando terminó la actividad, nos saludamos, platicamos de todo y lanza: “Se siente raro tener un presidente que lea, investigue y sepa. Por eso la élite no lo quiere: es más grande que ellos”, su sonrisa icónica, el filo de los ojos, la risita. Quedamos de hablar por un proyecto que se nos ocurrió un par de meses antes.

 

La antepenúltima vez que lo vi fue el 30 abril de 2024 para una actividad de parte de CREA del Ministerio de Cultura, fue un foro sobre el periodismo llamado “Culturas en Medios de Comunicación en la Posmodernidad", en la Biblioteca Nacional. Hablamos largo y tendido junto a Aceituno, Eduardo Blandón y mi persona.

 

Quedamos con Luis en hacer una serie para el podcast cultural de Tangente, una serie deconstruyendo el arte, la cultura y el periodismo en Guatemala, íbamos a tratar literatura, teatro, música, plástica, filosofía, todo lo under, políticas públicas y privadas. Genial, al fin iba a poder hacer algo con Luis. Quedamos de hablar.

 

La muerte de Aceituno es un luto más negro del acostumbrado, en el país del duelo que no cesa.



(FOTOS TOMADAS DEL ARCHIVO DE FB DE CREA)

lunes, 2 de septiembre de 2024

OASIS 2.0: LO QUE HACE EL FUTBOL


Los hermanos Gallagher cumplieron la promesa que, si el Manchester City ganaba la Champions (2022-23), iban a reunir de nuevo al buque insignia llamado Oasis, demostrando que el poder del futbol sana muy a pesar de esa flema antideportiva y purista que padecen los fanáticos del rock.

Y es que antes que nada los Gallagher, Lian y Noel, son fanáticos del futbol de su natal Manchester, la tercera ciudad más grande de Inglaterra gracias a que fue unos de los pilares de la Revolución Industrial durante el siglo XIX.

 

Manchester tiene una cantidad ingente de fábricas, industrias y una clase alta bastante educada que ha sabido invertir en la ciudad, logrando posicionarla como uno de los centros neurálgicos de la economía inglesa, la educación financiera y las artes.

 

Noel y Liam, no formaban parte de esa burguesía visionaria. Ellos integraban las familias de trabajadores de cuello azul, obreros de las fábricas, pobres de países desarrollados. Sus padres ni siquiera son nativos ingleses, eran irlandeses que migraron buscándose la vida, huyendo de las bombas del IRA y los balazos del ejército inglés.

 

Como buena caricatura irlandesa, el padre de los Gallagher, era un bebedor irredento, golpeador de mujeres e hijos, católico y fanático del futbol. Noel y Liam – los hijos del matrimonio que nos interesan – crecieron en una casita en los suburbios de Manchester lidiando con los golpes y alcoholismo de su padre.

 

Sumisos en casa y unos diablos en la calle. Apenas terminaron de estudiar la secundaria, presos por robos, abuso de sustancias, licor, peleas, destrucción de propiedad privada y pública. Unas joyas con destino de las cárceles del sistema. Hooligans del ManCity.

 

Cuando crecieron en la década de 1980, ya Manchester era la meca del post punk liderado por Joy Division (luego New Order, gracias a que Ian Curtis no aguantó la vida), The Smiths, Stone Roses y bueno, ya se hacen la idea. 

 

El papá de Noel y Liam les pegaba tanto que desarrollaron tartamudeo. Creo que ya hay bastante contexto para que se hagan a la idea de quiénes son este par de cabrones y del porqué son como son.

 

Ingresaron al mundo de la música y lo tomaron por asalto. Su subida al olimpo fue meteórica y desde allí dominaron el planeta. Aún recuerdo ver ese primer videoclip Wonderwall que me voló la cabeza y que le siguió el de Champagne Supernova en el MTV y quedarme idiota de lo sublime de la propuesta. Fan instantáneo.

 

Oasis asistió al MTV tardío, en que la música aun importaba y un video musical era determinante para el éxito o fracaso de un sencillo o para sepultar a una banda en los anales de la intrascendencia. 

 

Con la disolución de la banda en 2009, Oasis le puso también un fin a ese canal que se convirtió en un zombie del consumismo de una audiencia que no buscaba música, si no escape a través de las vidas de los otros. Perros reality shows, yo también los veo.

 

Oasis, en mi caso, vino acompañado en un momento en que lo inglés era la moda en la cultura pop y la farándula. Películas, música, cine producido que empezó a masificarse en el continente americano sumando a la oferta de la televisión por cable.

 

Claro, una invasión británica distinta a lo acostumbrado. Las películas ya no eran las sublimes comedias del grupo Monty Phyton o la intriga del espionaje internacional a través de la pija de James Bond. Los Beatles y los Stones eran acetato, Oasis, el fenómeno CD.

 

Aparece Danny Boyle con su Trainspotting lo que me hizo enamorarme de dos cosas: la narrativa cruda de Irwin Welsh y de Pulp, esa banda que gravita alrededor del tótem creativo llamado Jarvis Cocker.

 

A leer lo que pudiera de Welsh. Me consiguieron Trainsnpotting en inglés y no entendí un culo porque estaba escrita en caló británico y acaso por eso, talvez me guste más la versión cine. El libro de relatos Acid house (que también fue llevado al cine por Paul McGuigan) es realmente genial, ese lo leí en traducción al castellano de España, pero fue más fácil hacer los símiles al castellano latinoamericano. Welsh se convirtió en mi padre anarcoliterario.

 

Y aparecen los Oasis y bueno, todo preparado para hacerme uno de los billones de fanáticos de estos delincuentes devenidos super estrellas del rock. Y vivieron como tales y se comportaban como tales: displicentes, mierdas, arrogantes y talentosos.

 

¿Qué esperaban de unos músicos arrabaleros de Manchester que desprecian todo aquello que es distinto a ellos, esos xenófobos del conocimiento? Eso no les quita el talento para componer y construir himnos rock pop que sólo engrandecen a su leyenda de enfants terribles. Perdón, bad boys. Odian lo francés.

 

Se pelearon por diferencias familiares y berrinches de niños – hombre. Pero si algo tiene el futbol es que genera comunidad, identidad y fidelidad. Mucho se ha escrito sobre eso y los fanáticos harán lo que sea para apoyar al equipo de sus amores.

 

No pueden meterse a jugar porque obvio, no pueden dirigir el plantel a pesar que gritan a la televisión y a la gramilla. A los fanáticos les queda la fe y esta se manifiesta a través de creer ciegamente en un milagro, en un gol pavoroso en el minuto 95.

 

Quedan las cábalas y las promesas al cielo. Usar la misma camisola sin lavar toda la temporada, no ver los partidos, sólo ver el primer tiempo, encender velas o jurar a todo un planeta que, si el Manchester City ganaba la Champions, se juntaban a hacer conciertos como en el caso de los Gallagher, a pesar sus estúpidas diferencias personales.

 

El ManCity se corona campeón de la Champions el 10 de junio de 2023 gracias a un gol de Rodrigo Hernández en el minuto 68, con asistencia de Bernardo Silva. Lanza un potente derechazo a media altura pegado al palo que se convierte en el único tanto del partido, haciendo campeones a los citizens.

 

* Suena el teléfono:


-       “Noel, soy Liam”.




 

lunes, 19 de agosto de 2024

LESTER Y OLIVEROS, DOS MALAS PALABRAS

Un retrato personalísimo del recién fallecido poeta y polemista Lester Oliveros. Deja una obra inconclusa, una historia para el realismo sucio, lágrimas y dolor para los que tuvieron a mal a cruzarse en su camino. Un adiós al proto poeta maldito urbano.

No recuerdo cuando lo conocí, de repente apareció en la escena literaria sabiendo todo de todos. Un tipo raro, pensé, pero éramos escritores, sustantivo que se mueve en la periferia de la normalidad.

 

Sucede que Lester Oliveros se murió la semana pasada. Diagnóstico: paro cardiaco. ¿Inesperado? Sí. ¿Sorpresivo? No. Oliveros era un tipo que bebía mucho y se drogaba más. Leía bastante y escribía. Trataba de hacerse un espacio adentro de las letras nacionales a base de intensidad, complejidad, riesgo y delincuencia.

 

La noticia me entristeció porque lo conocí y tenía talento disperso, el cual, supongo, no se logró elevar más por su estilo de vida caótico y locuaz. Al mismo tiempo de la noticia de su deceso, aparecieron los testimonios de los y las afectadas por haberse cruzado con Lester.

 

Textos que narran cómo fueron víctimas de ataques de índole sexual y criminal, es decir, andaba con una navaja siempre, que, en sus estados alterados, utilizaba para asaltar a personas (conocidas y desconocidas). Un paria.

 

Indomable, carecía de la disciplina que requiere mantenerse útil para el sistema. Es decir, trabajar, socializar, aprender a ser un ser “civilizado”, con las dudas del caso que conlleva ese término. Un machista.

 

Presenté en Sophos hace más de una década su libro Venados y Jaguares en que se prometía una voz poética explosiva, un primer poemario con lava por sangre de metáforas graníticas. Lester fue un volcancito navideño: corto, furioso, explosivo y si uno se acercaba, dañino.

 

Mantuvimos una relación cordial y eventual. Cruzarme con él en eventos culturales significaban charlas de libros, proyectos y actualización de su vida que era una espiral de sorna descendente e imparable.

 

-        ¿Qué hacés ahora?

-        Trabajo como corrector de textos.

-        Me alegro.

 

Un mes después  

 

-        ¿Cómo va la corregida de textos?

-        Me despidieron por ofrecerle vergazos a mi jefe.

-        ¿Qué haces ahora?

-        Trabajo de empacador en un supermercado.

 

Un año después  

 

-        Hola Yeipi – así me saludaba – ¿cuándo me venís a ver a Mazate?

-        ¿Allá estás ahora? ¿Qué te pasó?

-        No aguantaba la ciudad y me querían verguiar.

 

Reía a carcajadas con los ojos afilados, retadores y luego hablaba de proyectos imposibles de realizar para alguien como él, pero factibles en su aguardentosa mente. “Tengo obra de artistas que vendo”, sentenciaba. Ya se sabía que era producto de alguna estafa o que él mismo falseaba. Un Gollum.

 

Sucede que las historias no eran completas. Huía porque lo estaban buscando. Debía dinero. Libros. Obras de arte. Le querían pegar. Pensaba que lo buscaba la policía (no me extraña). Diferentes colectivos le buscaban por haberse quedado con plata ajena, haber saqueado o destruido casas en que amablemente le recibían. Un animal de presa de la oportunidad. Un chacal.

 

Le conocí la casa en que vivía en la colonia La Reformita, en la zona 12 de la ciudad capital. No era casa, era un palomar en toda la regla del caso. Un lugar peligroso y con fama de albergar a los ladronzuelos de poca monta que llegaban a dormir y a drogarse, una cueva donde se buscaba lo inasible. Novio eterno del hada verde.

 

Me pedía que lo llevara a su hogar porque a las dos de la madrugada le tocaría caminar la zona 1, pasando la Avenida Bolívar, Trébol, la Petapa y llegar a su habitación como a las cuatro de la mañana. Me daba lástima. Lo miraba – y esto no es insulto – como un perro de la calle abandonado que me seguía a donde fuera, moviendo la cola. 

 

Acompañado de su pareja, una chica de mala vida, que ahora que Lester falleció, se rumora que ella había muerto algunas semanas (o meses) antes. Julia recuerdo que se llamaba y era su alera de noche y de vicio.

 

En una oportunidad que lo vi solo, le pregunté por ella y me dijo que estaba embarazada. Al parecer, vendieron o regalaron al bebé. Lo mejor que le pudo pasar a esa nueva vida, hoy huérfana de padres biológicos.

 

Le daba un billete de a Q100 cada vez que lo veía y lo agradecía regalándome libros que nunca le faltaron en su maletín de cuero, que fue involucionando hasta convertirse en bolsas de plástico con papeles adentro que sólo eran importantes para él.

 

Ahora me entero, que esos libros eran robados. Los tomaba de librerías, de amigos, de lo que fuera. Así que, si usted le prestó libros a Lester o se los robó, es probable que yo tenga algunos. No me los pidan.

 

También me vendía eventualmente, poemas escritos a mano. “Este es un original”, me decía y me daba el manuscrito mostrándome las demás copias de su texto para que supiera que no mentía. Al menos, no en eso.

 

Esas hojas las fui acumulando, tenían rastros de ceniza de cigarrillo, marcas de culos de botella, alguna etiqueta de litro de cerveza con garabatos de él. No sé qué las hice, tampoco las buscaré. Si aparecen, pues allí estarán. Se salvaban algunas metáforas, pero ese ritmo descollante que le conocí, se había perdido.

 

¿Era Lester Oliveros un escritor maldito? No estoy seguro, pero es lo más cercano que he conocido partiendo de la definición de esa figura artística. Era y es, odiado por lo mismo descrito anteriormente: asaltaba, pegaba, agredía, estafaba, insultaba, gruñía y no tenía filtro. Insisto, como un perro de la calle que, al recibir el pan, muerde la mano y sale corriendo.

 

Se romantiza demasiado la figura del poeta maldito, pero es insoportable tenerlos cerca. El amor a la obra de Rimbaud es proporcionalmente inverso a lo que el cabrón hizo en vida. En Facebook se comparten memes literarios con versos de Bukowski, pero no imaginan lo que era vivir con ese malparido.

 

¿Hay que juzgar la obra a partir de la vida del artista? No. Pero no esperen salir impunes al cruzarse con ellos. ¿Cuáles fueron las condiciones que llevaron a Oliveros a ser así? No las sé, no las juzgo y tampoco lo defiendo. 

 

Era un proscrito bajo la definición foucaultiana, un vivo ejemplo de alguien que no se adecuó al sistema y se fue por la libre y no le quedó otra que la delincuencia para vivir y la literatura para aguantar. ¿Habrá querido ser escritor o personaje? Quiso ser lo primero y terminó convertido en lo segundo.

 

Tenía talento, vaya si no. Mucho más que algunos de nosotros. Eones más que muchos de la escena. Que ustedes y yo, no vivamos como él, no nos hace mejores para escribir. Nos hace unos acomodados al sistema. Y el “sistema”, incluye los valores morales que tenemos y que él carecía.

 

Pero el talento no fue suficiente para dejar una obra trascendente, porque por muy maldito que se sea (o se quiera o pretenda ser) se necesita de autodisciplina para curar la propia obra, para dilucidar caminos creativos, metas artísticas. Oliveros hizo un performance de sí mismo sin saber exactamente el porqué.

 

Miedo y asco en Guatemala, habría dicho Hunter S. Thompson. Sus crónicas de la escena literaria local daban cuenta de ese espíritu Gonzo que lo poseía. Las pueden encontrar en el Facebook o dispersas por internet.

 

Otro de los casos que conocí de cerca es el de Jorge Arturo Rojas, el Xibalbá. Poeta, cancionero y cantante que cambiaba poemas escritos a puño y letra por comida, tragos y cama para dormir. Allí, durante varios años, lo vi apagarse por el vicio. No se puede hacer nada. Lo último que supe de mi amigo es que lavaba autos en Huehuetenango. Una pena, ojalá esté bien.

 

Sé que era difícil de vivir con el Xibal por testimonios de ex parejas y otros amigos. Mucho talento y mucho diablo. Roberto Monzón es un caso similar, consumido por al alcohol, pero con una red de apoyo más grande que la que tuvo Lester.

 

Y no es que no se le haya querido ayudar, pero la red de Monzón era organizacional: militaba en el EGP y eso le ayudó a tener más sustancia a pesar de su feroz alcoholismo. Y es que ahora ni siquiera se tiene eso: organización política, vamos dispersos en el centro comercial que es todo el mundo occidental. Monzón era guapo y la estética juega un papel en ambos casos porque, por lo contrario, Lester era feo. Goya lo soñó.

 

Y en ese ying yang, los atisbos de sensibilidad y ternura afloraban dentro de su abismo, pero no fueron lo suficiente para construir algo coherente. Nos queda la anécdota, las historias, el dolor que infligió a muchas personas, las deudas, un hijo que nunca sabrá quién fue su padre, dónde, ni cómo fue concebido, porque nunca lo conocerá. 

 

El más grande acaso, acto de ternura y sensatez de Lester Oliveros.


martes, 30 de julio de 2024

BACANAL OLÍMPICA: CONFUSIÓN DETRÁS DE LA INAUGURACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS PARÍS 2024

 

El mundo cristiano católico está ofendido por la inauguración de los Juegos Olímpicos ya que asumieron un ataque directo a sus creencias, convicciones y fe, porque ellos - expertos en semiótica y semiología - concluyeron que existe un complot francosatanista en atacarlos porque son el centro del universo.

 

Y yo me río a mandíbula batiente. La ignorancia es atrevida cuando se trata de religión, es decir, toda aquella expresión organizada de una creencia espiritual, ya que esta se basa en dogmas y no evidencias, como se ha demostrado consistentemente en las conversaciones los últimos días. 

 

Eso ha movilizado a las masas digitales creyentes y ofendidas, que empezaron una muy divertida campaña con cruces, al punto que el miércoles de ceniza, se queda corto. Y allí están untando sus perfiles de redes sociales con la ceniza digital de sus creencias calcinadas en la pira de la palestra pública. Sin nada de vergüenza y con mucha certeza.

 

¡Oh esos Juanes de Arco, resultaron más quebradizos que la generación de cristal que tanto critican!

 

EL MURAL DE LA DISCORDIA

La última cena de Leonardo Da Vinci se ha convertido en un ícono del cristianismo y del mundo del arte. La reproducción y versiones de este cuadro existen en buena parte de los hogares católicos en Latinoamérica.

 

(Por cierto, dato curioso, han sido los católicos y no los protestantes los que más se ofendieron por lo de la inauguración de los JJOO, ¿responde acaso a la falta de atención a la iconografía religiosa en esa rama del cristianismo?)

 

Da Vinci pinta este mural adentro de la capilla dominica en Santa María de la Gracia, en Milán, Italia. No cobró por ella a su patrocinador, duque Ludovico Sforza, práctica común de los artistas que vivían bajo el ala de los mecenas que requerían sus servicios a cambio de casa, comida, estatus y dinero.

 

Requerían los servicios de los artistas para decorar las capillas e iglesias que construían como las personas piadosas que eran, los pintores también “donaban” su trabajo, aunque se sabe que, bajo la mesa, no les haría falta nada. 

 

Por lo tanto, Da Vinci, no donó la obra per sé por su católico corazón, si no por estar tutelado por el ducado Sforza. Se le atribuye, entonces, un inmerecido estigma que Leonardo fue un católico ejemplar cuando lo que hizo fue trabajar para su empleador. 

 

Sumado a que Da Vinci, estaba más cerca de la blasfemia de lo que imaginan, se le atribuyen creencias cátaras, denostaba a la cruz como símbolo cristiano (nunca pintó una crucifixión) y representó como un hombre más a Jesús en la Última Cena, ya que – detalle importante – NO TIENE AUREOLA. Ni él ni ninguno de los otros asistentes al Cenacolo, algo consistente inclusive, en el retrato de Jesús que plasmó en el Salvatore Mundi.

 

(Da Vinci coloca aureolas en vírgenes y niños Dios en sus primeros años).

 

Los cátaros fueron una comunidad en el sur de Francia que rehuían del boato romano católico del siglo XII, fueron perseguidos por creer en la reencarnación y que el mundo fue creado por el Diablo y fue Dios, quien envió a Jesús a santificarlo. Migraron de Francia al norte de Italia donde sus tradiciones se mantuvieron en secreto y donde nacería posteriormente Da Vinci en Florencia. Busquen el trabajo del investigador y escritor Javier Sierra.

 

Da Vinci ejercería la pintura, la escultura, la arquitectura, la filosofía y la anatomía donde diseccionaba cadáveres para conocer el funcionamiento del cuerpo humano, razones de la muerte y posibles curas, una clara afrenta a Dios ya que profanaba cuerpos, mutilándolos y evitando que pudieran estar enteros para la resurrección de los cuerpos en el Juicio Final. No era un católico muy obediente.

 

Creo que deberían estar emputadísimos los católicos con Da Vinci, pero no, lo tienen colgado de sus comedores. No es queja.

 

ESOS LOCOS LIBERTINOS

Occidente le debe demasiado a Francia. Sin ese país que tiene instalado el chip de vivir empujando los valores socioculturales no tendríamos mucho de lo que ahora ostentamos. Política, democracia, moda, literatura, filosofía, arte, música, tecnología, cine, sexualidad, liberación femenina.

 

Occidente sin duda sería distinto, más aburrido, más conservador, más feo. Francia siempre ha sido vanguardia en todo, pregunto entonces ¿qué esperaban para la inauguración? ¿Una misa, un servicio cristiano? No jodan, ni que fuera la Copa América.

 

“Es que el deporte es universal y debe de mostrar los valores de todos”. NO. La sede de los Juegos Olímpicos tiene el deber de mostrar los valores DEL PAÍS EN QUE SE ORGANIZAN LOS JUEGOS, y sí, hay matices universales, pero ¿qué me dicen de los Juegos Olímpicos de la Unión Soviética de 1980? Fue una demostración de su poderío como potencia mundial, fue una inauguración política.

 

¿O el mundial de futbol de Qatar 2022? Es tradición global ponerse a chupar viendo futbol, lo respetaron los qataríes, a huevos que no. Se hizo la inauguración y respectivos partidos respetando sus valores culturales. Fue también, una inauguración política.

 

La de Francia fue también una inauguración de JJOO con tintes políticos, como todo. Y su política es Libertad, Igualdad y Fraternidad. No “respetar mis creencias católicas como si fueran lo más importante del planeta”, no y no. El mundo no gira alrededor de ustedes y su ansia conservadora. Vaya audacia, vaya ego, vaya vano orgullo.

 

UNOS PERDEDORES DOLIDOS

Hace un mes los ultraconservadores agrupados en la figura de Marie Le Pen perdieron las elecciones legislativas contra la alianza centro izquierdista, quedando terceros. Capitalizaron la confusión surgida por la inauguración de los Juegos Olímpicos para ampliar su base de difusión política anti liberal y pro conservadora. La narrativa que la inauguración de los JJOO es una afrenta a los cristianos es parte de un juego político que poco tiene que ver con la religión.

 

La religión es un instrumento, sí, político.

 

Pero es fácil, claro, la velocidad de la indignación emocional que busca la audiencia tribalista. Es decir, cayeron de tontos en una campaña que poco tiene que ver con la religión y mucho con la manera en que se hace política en un país progresista históricamente y que una fuerza política de derechas, está jalando agua a su molino, capitalizando la indignación.

 

Se conjugan así, muchas agendas que buscan espacio y tarima para vociferar su enfado: conservadores, cristianos beligerantes, la extrema derecha global, los anti inmigrantes, los anti feministas, fascistas, libertarios, milicias, trumpistas, anti abortistas, anti LGBT+, anti papistas, negacionistas del calentamiento global, terraplanistas, putinistas, golpistas y creo que ya entendieron el punto.

 

DISCULPAS NECESARIAS, SÍ… PERO A LAS COLONIAS

Francia le debe disculpas, claro que sí, a todos esos países que invadieron en su afán colonialista. Los que saquearon, los que destruyeron el tejido social, los que patrocinaron a base de políticas extractivas de los recursos naturales. A ellos les deben disculpas Francia, no a una bola de mojigatos de fe aguada que con ver una inauguración se sienten atacados. Háganle huevos.

 

Lo más divertido es que años antes, cuando los ataques terroristas en el Club Bataclán y el Semanario Charlie Hebdo, muchos que ahora los veo lloriqueando en redes sociales “buhu, me están ofendiendo”, usaban la bandera francesa con el #JeSuisCharlie y ahora les gustaría hacer lo mismo con el comité olímpico francés: que los cosieran a tiros.

 

Y es que la doble moral está a flor de piel, una piel de cristal y un techo también, porque los lloros relacionados al tema religioso son del diente al labio. Lo peor, atrevimiento basado en desconocimiento, retan a que lo hagan con los musulmanes. Ya se ha hecho y han pagado caro. Pero siguen siendo libres y osados y espero que así sea por los siglos de los siglos, Amén.

 

Hay razones de sobra para ofenderse en este mundo, la inauguración de los JJOO no es una de ellas. ¿Se quieren enojar con Francia? Lean su historia colonialista – insisto – eso duele más como humanidad y como cristianos, verdaderos, si de verdad pretenden serlo allí deberían de llevar su rabia.

 

Pero eso requiere esfuerzo de leer, investigar, conocer y eso ¿qué hueva vaa? Lo mejor es subirle a la ola de la indignación porque se sacaron de la manga que fue un ataque ideológico orquestado en contra de ustedes. 

 

Francia tiene un serio problema de inmigración que se explica desde el hambre colonialista: llegaban a un país a decirles que su paradigma de la realidad era errado y que ellos (los franceses) estaban en lo correcto con su forma de ver el mundo. Ese mensaje caló hondo y ahora que las viejas colonias tienen problemas de desgobierno, tejido social roto, migran hacia donde les dijeron que estaba la verdadera forma de vida. Es decir, Francia.

 

Todos los países que invadieron y saquearon tienen ese problema actualmente. 

 

TOLERANCIA

Es lo que piden los confundidos ofendidos, “déjennos ser y creer en lo queremos”, “no hay necesidad de ofender”, “nos están cambiando nuestra forma de vida”, “nos están invadiendo con ideologías contrarias a nuestros valores”, fue lo que dijeron los pueblos a través de la historia cuando fueron invadidos por sociedades cristianas. Bendiciones.

 

El HT #BastaDeOfensas deberían aplicarlo concienzudamente a sí mismos. Muy valientes para meterse en los dormitorios de las personas y exigir que se comporten de una u otra forma, ofenden las decisiones individuales o de grupos específicos y luego quieren que no se les ofenda (insisto, no fue una ofensa la inauguración de los JJOO).

 

Piden tolerancia para seguir siendo intolerantes con los demás. Así no funciona.

 

PERO, ¿QUÉ FUE ENTONCES?

Confusión simple y llana. A los creyentes de todas las religiones se les ha hecho creer que cualquier avance en materia de derechos humanos es una afrenta a sus valores. Por ejemplo, una mujer que puede decidir ser una mujer trabajadora, empresaria o profesional, ya no tendrá el suficiente tiempo para dedicarle a su esposo y hogar.

 

Esto le molesta a los fundamentalistas, sea quienes sean, desde cristianos hasta musulmanes, porque – según ellos – el papel de la mujer es de subyugación al hombre. ¿Quién va a cuidar de los niños? ¿Quién va a cocinar, limpiar, organizar las tareas del hogar? Un hombre de verdad, jamás. Para eso están las mujeres.

 

Esto lo ilustrada la prohibición de licencias para conducir a las mujeres en Arabia Saudita, ya que el vehículo es un objeto de libertad de movimiento. Esto aplica a toda aquella norma que quiere dominar a las mujeres. Va desde los carros, hasta métodos anticonceptivos y, por qué no, la decisión propia de abortar. La mujer no puede decidir sobre su libre albedrío, libertad de locomoción, ni sobre su propio cuerpo.

 

“Es que es pecado”. Pecado capital, según los valores cristianos, es la lujuria así que empiecen a no ver/consumir porno antes de empezar con flemas moralistas. “Es que los gays y las lesbianas nos quieren convertir a todos en homosexuales y transexuales” parfavar. 

 

El poeta Publio Ovidio escribe la obra Fastos (aprox año 5 dC) en que describe las fiestas romanas y cómo se entrelaza el calendario agropecuario con el guerrero y sus respectivas celebraciones orgiásticas. Ese libro incluye escenas de dioses sibaritas celebrando la vida, la sexualidad y el conocimiento divino. 

 

Giovanni Bellini, basándose en esa obra de P. Ovidio, pinta su visión comandada por su mecenas, el duque Alfonso de Este (ve, igual que Leo Da Vinci ;) en el año 1514, se llama El festín de los dioses. Esta obra de gran vistosidad logra su camino hasta el nuevo mundo y está en la Galería Nacional de Arte de Washington DC, donde tuve oportunidad de verla y estudiarla.

 

Cien años después, en 1635, el pintor Jan Hermansz van Biljert retoma el concepto con su versión del Festín de los dioses y agrega más elementos, situando las escena alrededor de una mesa en que comparten dioses grecorromanos. En estas dos obras y conceptos se basó el director francés Thomas Jolly para hacer la puesta en escena este 2024.

 

Esa fue la inspiración detrás de la controvertida inauguración de los JJOO, no la de la “Última cena”. “Es que pusieron a Jesús como travesti”, NO. ¿Recuerdan que Da Vinci no usó aureola divina en su mural? Pues eso. Además, aparece Dioniso que es el dios del vino y la fertilidad como plato fuerte a media mesa. NO ES LA SANTA CENA.

 

“Ah pero El festín de los dioses es una obra italiana y no francesa”, bueno, también sucede con una de las comedias del más grande escritor inglés de todos los tiempos, Midsummer Night de Shakespeare en que retoma la mitología griega para hacerla suya. Son valores europeos, es historia que les fundó, es arraigo cultural y generacional.

 

La inauguración demostró eso, la heterogeneidad europea concentrada en Francia… NO FUE UN ATAQUE AL CRISTIANISMO PLGP. Sumado a que París es llamada la Ciudad Luz no precisamente porque esté bien iluminada si no a la referencia que se contrapone al oscurantismo, la luz es en este caso, el conocimiento. París es la ciudad de la sabiduría europeísta, madre de la cultura Occidental.

 

Eso fue lo que quiso mostrar la multiplicidad de estampas y puestas en escena de la inauguración de los JJOO: conocimiento, tradición en romper esquemas, tecnología, cultura acorde a los tiempos y referencias y más referencias para todos aquellos que estamos enamorados del conocimiento.

 

Si a pesar de todo siguen ofendidos, no les falló Francia. Les falló el sistema educativo y les falló el dogma religioso. Pero también sepan algo: ya están grandes y viejos para no velar por su propia salud cultural y buscar conocimientos mínimos para ser personas medianamente cultas. Sí, deberían estar emputadísimos, pero consigo mismos. Au revoir mes amours ;)